Uno de ellos fue el suboficial mayor Miguel Valdés Reyes, quien destacó la evolución del servicio al cual perteneció por más tres décadas. “Hace 30 años atrás, los gendarmes pasaban hambre y frio, y además carecíamos de personal. Ser gendarme era lo peor, y con el transcurrir del tiempo, se ha obtenido lo que hoy observamos, una institución actualizada, profesional y comprometida con su trabajo”, enfatizó.
Asimismo, el suboficial mayor Valdés perteneciente a la Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios, dijo que “hoy, al ver muy cerca el retiro, siento tristeza, puesto que esta es la última ceremonia en la que visto mi querido uniforme, lo cual es muy significativo no sólo para mí, sino que también para mi familia, pilar fundamental de mi carrera en Gendarmería de Chile a lo largo de todos estos años”.