El incendio que la madrugada del día viernes destruyó una vivienda de la Población Santos Mardones, terminó dejando al descubierto un drama humano y el calvario que por años venía padeciendo una octogenaria mujer.
En el plano policial, la información es que la vivienda de calle San Juan de la Posesión, Nº 01564, resultó destruida por las llamas. Pero no por hechos fortuitos sino por un acto intencional.
La modesta vivienda era habitada por Juana Osorio y fue incendiada por el hijo, quien tenía prohibido acercarse a su madre. En ocasiones anteriores, ya la había agredido y por eso la justicia le prohibió acercarse a la mujer. Sin embargo, haciendo caso omiso, llegó a este domicilio y volvió a pegarle a su madre. Ella alcanzó a escapar y corrió donde una vecina a pedir ayuda. Cuando el inmueble comenzaba a ser abrazado por las llamas, llegaron bomberos y Carabineros. El sujeto fue detenido sin mostrar el más mínimo arrepentimiento.
En el tribunal, el juez acogió la petición de la fiscalía y Héctor Sandoval fue enviado a cumplir prisión preventiva, por los cuatro meses que dure la investigación.
Drama humano
Un verdadero infierno es el que vivía Juana Osorio, “Juanita”, como la llaman sus vecinos. Una anciana de 80 años con discapacidad para expresarse, quien fue traslada a una hostal a raíz de la agresión y quema de su hogar, que ocasionó su propio hijo.
¿Tiene que rebalsarse el vaso para darnos cuenta que está lleno? Es la pregunta que se hacen los vecinos del pasaje San Juan de Posesión, de la Población Santos Mardones, luego de ser testigos -durante años- de los más crueles actos que esta octogenaria madre tuvo que vivir a raíz del constante maltrato que le ocasionaba uno de sus hijos.
Un hecho que deja entrever un problema institucional, donde el Estado no fue capaz de tenderle a tiempo una mano a esta humilde mujer, llegando a esto. Poco faltó para que la víctima muriera atrapada por las llamas.
Relatos desgarradores
Los vecinos conocían muy bien la historia de vida de “Juanita”, como la conocen. Ellos entregaron a Pingüino Radio relatos, por momentos desgarradores, ya que fueron testigos de innumerables episodios del calvario de su vecina.
Según María Bustamante Legües, vecina colindante y amiga de hace más de cuarenta años de la mujer, “el hijo una vez la dejó durmiendo afuera, toda una noche, con sus dos perros, los cuales ahora murieron atrapados en el incendio. Un día llegó llorando a mi casa diciendo que su hijo la había agarrado del cuello y que la quería ahorcar. Pero lo más fuerte fue cuando llegó pidiendo ayuda con su ropa rasgada, diciendo que su hijo había intentado violarla. Muchas veces llamamos a Carabineros. Llegó Investigaciones y se llevaron al hijo, pero luego lo dejaron libre. Ellos nos decían que no podían hacer nada más”, concluyó tajantemente la amiga de la víctima.
Otro testimonio
Otro testimonio es el de Yolanda Maureira Alvarado, vecina del sector, que en varias ocasiones le prestó ayuda a la anciana. “Ella vivía de lo que sacaba de su pensión. Nosotros siempre le ayudábamos a comprar sus cositas, entre eso su caja de pollo, pero su hijo le vivía robando. Él escondía en la calle, entre medio del pasto, algunos pollos que le robaba a su madre para luego venderlos y así poder seguir bebiendo. Su hijo siempre tomaba y cuando ella no le daba dinero, él le pegaba. Varias veces el “Tito” como le decimos nosotros, intentó hacerle cosas a su madre e incluso hasta de violarla. Yo no entiendo cómo la justicia nunca hizo algo definitivo, porque él estaba en la cárcel por tres meses y luego salía, y cuando volvía a su casa, siempre amenazaba o le hacía algo a su madre”.