Pamela Aguilar y Valeria Valenzuela son las personas responsables de atender a los usuarios de los baños públicos que funcionan en Avenida Colón con Bories, de lunes a sábado, entre las 9 y 19 horas.
Son atentas, responsables, amables y han aprendido a superar las dificultades y las secuelas de una enfermedad y de un accidente, respectivamente.
Pamela cuenta que el promedio de usuarios de los servicios higiénicos es de unas 130 personas por día y a ellos se les proporciona papel higiénico, jabón y baños limpios y espaciosos, con un costo de trescientos pesos por persona. “A los turistas extranjeros les cobramos un dólar por pareja y lo encuentran barato. A los argentinos les cobramos diez pesos (argentinos), pero a veces nos han pagado con billetes viejos que cuesta cambiarlos”, contó Pamela.
Los baños están notablemente limpios, aseados y sin el “bouquet” que pudiera dejar la orina u otros “productos humanos” que se depositan en ellos. “Es que nos ocupamos de que eso sea así”, dijo Pamela, con indisimulable orgullo y satisfacción por el trabajo que, confidenció, “aumenta la pensión que recibo por mi discapacidad, pero es tanto o más importante el sentirme útil, el saber que estoy trabajando”.
Por su parte, Paula Coronado, quien actúa como la concesionaria del servicio a nombre de la Agrupación “Domo Antun”, indicó que ella se encarga de las compras de los insumos para el funcionamiento del servicio, como lo es el papel higiénico, el cloro y el jabón, para que siempre esté limpio.
Paula, secretaria de la agrupación que reúne discapacitados y discapacitadas por diversas causas e, incluso, a las madres de hijos con discapacidad, es ciega desde los trece años como consecuencia de una enfermedad que le arrebató la visión, pero se muestra contenta del funcionamiento del servicio que prestan en Colón con Bories, de la responsabilidad de quienes atienden allí. Y agradece la buena disposición de Carabineros cuando surge algún problema dentro del recinto, porque hay ocasiones en que personas en situación de calle llegan a hacer uso de los baños y se quedan dormidos o se niegan a salir.
Pamela cuenta que “algunos viejitos se niegan a pagar, pensando que es gratis”.