El académico de la Universidad de la Frontera y Premio
Nacional de Historia 2012, Jorge Pinto Rodríguez, visitó Punta Arenas este
lunes, donde participó como expositor en el Seminario de Derechos Humanos
“Reforma educacional, formación ciudadana y proceso constituyente”, en el cual
abordó el contexto social y político en que se desarrolla la idea de construir
una nueva Constitución, sus dificultades y fortalezas.
Pinto ha integrado sociedades científicas en Chile,
Argentina, Inglaterra y Estados Unidos, en los ámbitos de la Historia Económica
y de Latinoamérica. Asimismo, fue miembro del Consejo Nacional del Libro y la
Lectura y del grupo de Historia de la Comisión Verdad y Nuevo Trato con los
Pueblos Indígenas.
Además, participó como consultor de la Cámara de Diputados
en materias indígenas y en el grupo de trabajo de historia de la Comisión
Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).
En ese contexto, como investigador de la realidad de los
pueblos indígenas, de los procesos constituyentes y la educación, conversó con
Diario El Pingüino.
-¿Qué características
nuevas percibe usted en nuestra sociedad que hagan necesario dar un nuevo
enfoque a la educación?
“La importancia que tiene en la actualidad el reconocimiento
de la diversidad, en un país en donde la homogeneidad se ha impuesto por un
discurso que se elaboró en el siglo XIX y que perdura hasta hoy. Asimismo, el
reconocimiento a una serie de grupos que han sido invisibilizados: las mujeres,
personas con opciones de género distintas y los pueblos originarios. Tenemos
que abrir un espacio para ellos, incorporarlos en la educación y en la nueva
Constitución”.
-¿Basta con eso o es
necesario profundizar en otros aspectos?
“El otro tema que a mí me parece muy gravitante es el
cuidado del medioambiente. Se ha discutido a nivel nacional, a propósito del
proyecto minero Dominga, intentar hacer compatible el desarrollo económico con
el debido resguardo de los recursos naturales. Actualmente, los científicos
están llamando la atención respecto de los riesgos que está corriendo el
planeta. Por lo tanto, la formación ciudadana en el plano de la educación
debería contemplar aspectos que no son simplemente consolidar una democracia,
que es frágil y no responde efectivamente a lo que debería ser una democracia
moderna”.
-Respecto de la
Constitución, ¿es la asamblea constituyente un mecanismo válido para Chile?
“No sólo es válido, sino que es más legítimo”.
-¿Por qué?
“Porque abre las puertas a la plena participación, si
nuestras constituciones se han aprobado entre cuatro paredes, discusiones de
grupos muy reducidos y pequeños, muchas veces de espalda al resto de la
población. Por lo tanto, la asamblea constituyente es quizás el camino que
recomendaría cualquier democracia moderna para lograr un cierto consenso
respecto de esta institución -la Constitución- que es clave para el
funcionamiento del Estado”.
-¿Y a qué atribuye
usted que se haya demonizado tanto esa opción?
“Por los temores que tienen ciertos sectores conservadores a
lo que nosotros llamamos subalternos. Uno de los mitos es que la población
chilena requiere una mano muy fuerte, centralizada y muy dura que imponga
orden, porque nosotros por naturaleza nos desbocamos”.
-Usted ha estudiado a
los pueblos originarios, especialmente mapuche. ¿Cómo se les incorpora en estos
tiempos?
“El tema es que no se han incorporado plenamente. Es
necesario establecer acuerdos con los loncos, con los dirigentes de las comunidades,
con las mujeres, en fin, con una serie de otros representantes del pueblo
mapuche, pero incorporándolos al debate y no sometiéndolos a decisiones que se
adoptan en Santiago. El candidato a senador y ex intendente de La Araucanía,
Francisco Huenchumilla, propone una tregua para debatir en un par de años una
situación que es muy compleja y lograr ciertos acuerdos que garanticen la
seguridad en la región y por otra parte que también satisfagan las demandas de
nuestros pueblos originarios y de otros grupos que están instalados en la zona,
cuyas condiciones hoy se ven afectadas por la violencia que se observa en La
Araucanía”.
-¿Al parecer el
Gobierno no ha entendido lo que usted analiza y sugiere?
“Más que el Gobierno, el Estado chileno no ha entendido esto,
porque no es sólo el problema de un gobierno sino también del Estado”.
-Mientras eso no
ocurra, la situación tiende a radicalizarse.
“Obviamente, porque como las demandas no se satisfacen, finalmente los grupos de dirigentes más jóvenes, estos muchachos que están precipitando la situación, derivan en estos episodios de violencia que se viven en La Araucanía, bajo la convicción de que a la violencia del Estado se responde con la violencia del weichafe (guerrero mapuche). Debemos hacer un tremendo esfuerzo por entender por qué se producen estos episodios. Si lo hacemos, habremos dado un paso adelante”.