Desde 1986, cuando comenzó a operar el Centro de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur en Punta Arenas, el 2003 en Puerto Natales y el 2005 en Porvenir, más de 19 mil personas han pasado por sus instalaciones, recibiendo todo el profesionalismo y afecto de sus funcionarios.
Hoy, después de tres décadas de funcionamiento ininterrumpido de los Centros, con apoyos púbicos y privados, los magallánicos podemos sentirnos orgullosos. Podemos, sin ser soberbios ni autocomplacientes, felicitarnos por contribuir solidariamente con esta maravillosa obra.
Las Jornadas, por su parte, no sólo son un ejemplo de amor. También son esfuerzo, tenacidad, gratitud, perseverancia, valentía y sacrificio desinteresado. Estas cualidades, contienen el genuino espíritu magallánico y muestran, a Chile y al mundo, de qué estamos hechos los que vivimos y nacimos en estas tierras australes, donde impera el viento y el clima no perdona.
Ayer, el cómputo final, más que clausurar Las Jornadas de este 2017, abren un claro que ilumina nuestros corazones y nos invita a continuar agrandando la obra. Pues esto no se trata -hace ya varios años- de una acción exclusiva para los magallánicos. Familias de todos los rincones de Chile e incluso Argentina, concurren hasta acá para recibir una de las mejores y más vanguardistas atenciones de Sudamérica en materia de rehabilitación integral.
En Chile, el porcentaje de personas adultas en situación de discapacidad es de un 20% y en la región alcanza al 24,2% según el último Estudio Nacional de la Discapacidad (Senadis, 2015). Esto equivale a un poco más de 26 mil magallánicos en tal condición. En menores (5 a 17 años) el porcentaje es bastante menor a nivel nacional, llegando al 5,8%.
Como sociedad, esta realidad nos plantea enormes, hermosos y gratificantes desafíos. MetaDesafíos que deben tener como horizonte, dos palabras clave: Inclusión y Compromiso. En todos los sentidos y ámbitos de la vida.
Esta es nuestra misión ética en el mundo actual; un imperativo categórico que nos demanda como principio de convivencia global, el respeto mutuo.
Traducirlo -este principio- significa seguir fortaleciendo, pero con más vigor, la noble labor de los Centros y de las Jornadas, la de sus funcionarios y la de todos quienes apoyan de tal o cual manera. Nuestras autoridades, quienes postulamos a serlo -y lo hemos sido- debemos trabajar, en este sentido, por logros concretos. Por ejemplo, contar con más y mejor transporte adecuado para las necesidades especiales de las personas en situación de discapacidad, acelerar los pasos para la construcción de un nuevo Centro de Rehabilitación en Puerto Williams o considerar la posibilidad de generar un subsidio adicional permanente para el laboratorio de prótesis (cada una de ellas tiene un valor de 3 millones de pesos, aproximadamente), a fin de conseguir con menos dificultad los materiales para la elaboración de éstas.
Son 30 años de rehabilitación. 30 años de unidad y solidaridad. Hagamos juntos que sean muchos más. Continuemos sintiéndonos orgullosos de este verdadero hito en la historia reciente de Magallanes y la Antártica Chilena.