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Verónica Garrido, una “oncomamá”, luego de acompañar los largos tratamientos de su hijo:

“Hay que ser feliz con lo que nos regala la vida”

cronica
19/02/2018 a las 21:00
Pinguino Web 1
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Tras la enfermedad de Joaquín, de 15 años, esta madre ha sabido salir adelante y destaca la importancia del apoyo familiar, “porque una como mamá tiene que hacerse la fuerte para que ellos nos vean alegres”.

Todas las mujeres llevan por dentro ese espíritu guerrero que no tiene comparación.Cada una de ellas representa el coraje de una luchadora, y que en la mayoría de las ocasiones, son quienes están al lado de sus hijos luchando cualquier batalla que se presente.

Es el caso de Verónica Garrido, madre de Joaquín Campos, de 15 años, a quien hace aproximadamente cuatro años le diagnosticaron glioma en el nervio óptico, una especie de tumor cerebral. Verónica es una madre soltera que ha sabido sobrellevar esta enfermedad que le diagnosticaron a su hijo.

Ella forma parte de la agrupación “Oncomamás”, que está conformada por un grupo de madres que tienen hijos que padecen de cáncer.

“Oncomamás es un grupo que nació en Santiago, ellas son madres de niños con cáncer que se atienden en el Hospital de la Universidad Católica, yo las conocí por ser una mamá oncológica. Cuando se empieza en este camino de la oncología vamos conociendo a otras personas y sus historias.

Mi hijo Joaquín Campos, de 15 años, tiene un glioma en el nervio óptico, que es una especie de tumor cerebral. Él estuvo en tratamiento de quimioterapia por casi dos años y terminó en agosto de 2016, cuando fue su última quimioterapia.

Él todavía sigue con el tumor en su cabecita, pero lo que se podía a avanzar en cuanto a quimioterapias ya se hizo, sin embargo, todavía sigue en controles con oncólogos y varios especialistas que lo atienden en el Hospital Clínico Magallanes”, explicó la madre del adolescente.

Cambios

Esta madre guerrera, cuando se enteró de la enfermedad de su hijo, sintió que el mundo se caía a pedazos. Sin embargo, tuvo las fuerzas para seguir adelante. “Lo primero que uno siente es que el mundo se le cae, nadie espera que algo así te vaya a suceder, yo lo equiparo a una bomba que destruye todo lo que tienes alrededor, porque uno tiene planes, tiene proyecciones y de repente nada de eso importa, porque cuando suceden estas cosas, lo único que importa es la vida de tu hijo. Uno saca fuerzas de donde no tiene, realmente no se cómo se hace, pero como mamá hay que hacerlo. Al principio uno se cae y te das cuenta de que ya nada tiene sentido, porque lo único que importa es que tu hijo esté bien, y de ese mismo dolor una se levanta y se da cuenta que finalmente los que realmente sufren son ellos, por todos los tratamientos que pasan. Yo a mi hijo lo veía vomitar todo el día, lo vi bajar mucho de peso y no comer nada, cuando uno ve esas cosas nos podemos dar cuenta de que por muy mal que uno esté, hay que sacar fuerzas para transmitirles a ellos tranquilidad”.

Apoyo

Asimismo, Verónica resalta que “el apoyo familiar es lo más importante, sobre todo para las madres, porque casi siempre son ellas las que acompañan a sus hijos en sus tratamientos. Uno observa a madres que están la mayoría del tiempo solas, porque los tratamientos son muy largos. Cuando nos quedamos en el Hospital Clínico Magallanes sin oncólogo sufrimos mucho, yo me comunicaba con las madres que estaban en Valdivia y me decían que ni siquiera podían ir al supermercado porque los niños tenían las defensas bajas. En ese momento es cuando la familia se hace valer y entra el apoyo familiar, porque una como mamá tiene que tratar de hacerse la fuerte para que ellos nos vean alegres, para que no noten que estamos tristes porque lo más importante es que ellos se sanen”.

Sueños

Después de pasar por todas estas dificultades Joaquín no para de soñar y dentro de varios años quiere ser cocinero. “Mi hijo sigue teniendo sus mismos sueños y metas como todos los niños. Él quiere estudiar cocina. Nosotros tratamos de llevar una vida lo más normal posible, pero bien fortalecidos por todo lo que vivimos. Al final te das cuenta que después de pasar un proceso como éste, la vida es simple y sencilla y hay que ser feliz con lo que nos regala la vida. Vivimos en una región hermosa, mirar el cielo es una bendición, eso fue lo que nosotros aprendimos, la belleza está en la sencillez de la vida”.

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