El emotivo adiós al gran deportista y amigo Roberto Catalán

General
05/06/2013 a las 07:53
Vecinos, amigos y ex compañeros de ruta en el fútbol llegaron a despedirlo. Patricio Mladinic tuvo palabras muy emotivas en la iglesia. La misma cantidad de gente que había al interior de la Parroquia Cristo Obrero se replicaba en las afueras. Así de masiva fue la despedida que la comunidad de Punta Arenas quiso tributarle al deportista, vecino y amigo Roberto Catalán Barría.
Su ejemplo de vida, sencillez y simpatía lo llevaron a granjearse la amistad de cientos de personas. Lamentablemente, un infarto hizo que su corazón dejara de funcionar el domingo en la tarde, a la edad de 53 años. Estaba solo en casa, lo que contribuyó a que nadie lo pudiera asistir y la familia lo encontrara sin vida al volver al hogar.
Dinaldo Alvarado, su testigo de matrimonio, amigo y colega por 35 años, es uno de los que más siente la partida, quien últimamente era su socio en la zapatería Winnipeg. El local de calle Bories Nº 570, “refugio” por años de los más cercanos de la dupla Alvarado-Catalán. Imposible (incluso para quien escribe esta crónica), no pasar a disfrutar de una amena conversación, de distintos tópicos. Prevaleciendo, por supuesto, la defensa por el equipo de fútbol del gusto de cada uno. Jamás un enojo o una actitud grave, menos proviniendo del amigo que partió.
Despedida
Y “como todo en la vida se gana”, el masivo adiós que ayer recibió Catalán es fruto de lo que fue su paso por este mundo. En la iglesia, y el cementerio después, estaban los frutos de las semillas que sembró.
La esposa, Candelaria Alvarado, y sus hijos Javiera y Alonso, estuvieron muy acompañados en el funeral. El responso lo ofició el padre Enrique Fortín, quien despidió los restos cristianamente.
Pero quien lo hizo a nombre de los amigos, y también de la familia que se lo pidió personalmente, fue un muy cercano a Roberto: Patricio Mladinic, quien dedicó hermosas palabras, porque lo conocía muchos años desde cuando Catalán perdió a su padre. El sábado lo vio por última vez y por eso el lunes no podía creer las noticas que daban cuenta de su deceso.
“Fuimos amigos de tantas jornadas, en lo personal, en el plano deportivo y en la conversación en el local de calle Bories”. El profesional de la locución pidió a todos que recuerden por siempre la simpatía, amistad, amor por el deporte y el buen trato que siempre caracterizó a Catalán.
“A la familia le puedo decir que este hombre dejó un lindo camino. Para la esposa siempre tuvo palabras muy lindas y era alguien que se sentía orgulloso de sus hijos y el nieto: los ojos de Roberto”.
Para la despedida Patricio Mladinic pidió un fuerte aplauso y la respuesta fue una ovación muy grande.
Después, finalizando, se escuchó la entonación de la canción “Cuando un amigo se va”, provocando el llanto de muchos en la iglesia.
Luego el funeral enfiló a calle Bories hacia la zapatería Winnipeg, lugar de trabajo de toda una vida de Roberto, y después al Cementerio Parque Cruz de Froward.

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