“Yo valoro mucho las intervenciones que se produjeron ese día. Me gustó la elegancia con que todos rechazaron”, dice Vargas, pero agrega que, a su juicio, “hubiera sido más enfático: no hay más, no autorizamos a ningún gobierno a que nos aumente los impuestos. Los magallánicos fuimos demasiado elegantes en decir no a la reforma”.
El rechazo del personero pasa por el aspecto más esencial del proyecto de ley: el alza de un 20% a un 25% del impuesto de primera categoría, que pagan las empresas. “No me parece justo aumentar la carga impositiva”, dice Vargas. “Los impuestos son grilletes; esclavizan al pueblo. Queremos vivir mejor, no que nos pongan más grilletes. En vez de avanzar más rápido, nos hace avanzar más lento”.
- ¿Le parece que estas medidas van a afectar al sector de las empresas más pequeñas? Porque el Gobierno dice que la reforma apunta a los más grandes.
“Nosotros estamos todos encadenados: al afectar al más grande, se va a afectar al mediano y ese al más chico”.
- El proyecto de ley busca generar ingresos permanentes para el Estado, para poder financiar otros proyectos, como el de la Reforma Educacional. ¿Qué solución ve usted fuera de aumentar los impuestos?
“Los jóvenes tienen razón al plantear que hay una desigualdad, pero la idea no era que a los propios padres les cobraran más impuesto para resolver el problema. Que el plantel de empleados públicos se reduzca. ¿Para qué voy a seguir entregándole dinero a alguien que no sabe administrar? Los gobiernos no nos han dado muestras de permitir una redistribución adecuada en este país, o de ser administradores de excelencia. ¿Qué sentido tiene entregarle más recursos a un mal administrador?”.