La reforma tributaria ya es un hecho. Después de múltiples discusiones y nuevos acuerdos, el Congreso terminó por aprobar, el 10 de septiembre, el conjunto de medidas porpuestas por la Presidenta Michelle Bachelet, que tiene como finalidad recaudar 8.300 millones de dólares en cuatro años que dura su mandato.
Además de los grandes enunciados, como el aumento impositivo a las empresas, la reducción del impuesto a las personas y la eliminación del Fondo de Utilidades Tributables (FUT), la reforma incluye otros ítemes que pueden aterrizarse más fácilmente al diario vivir.
Entre ellas, se encuentra el incremento de la tasa impositiva de los alcoholes y el tabaco.
Con respecto a los primeros, los impuestos subirán, en el caso de la cerveza, de 15% a 20,5%, en tanto que el gravamen al vino subirá de 15% a 24%, el pisco de 25% a 35,5% y el whisky de 27% a 38%.
De acuerdo a estos porcentajes, una botella pisco de 35°, que actualmente tiene un costo de $ 2.590, aumentaría a $ 2.707 con la nueva carga impositiva. Asimismo, una botella de vino, que hoy cuesta $ 3.799, aumentaría su precio a $4.080.
Por su parte, el aumento del impuesto específico al tabaco se traducirá en un aumento del 40% del valor. De esta forma, la cajetilla de cigarrillos de 20 unidades más barata, que tiene aproximadamente un valor de $ 1.600, pasaría a costar $ 2.440. Por su parte, una de las más caras, cuyo precio puede llegar a los $ 3.000, incrementaría su costo a $3.574.
Estos dos productos son altamente consumidos en la Región de Magallanes. El bolsillo del 50,6% de la población (consumidores de alcohol) se vería afectado en este sentido por el aumento en el precio de estos bebestibles.
Asimismo, el 41% de los magallánicos es fumador, por lo que esta gran porción de la región sentiría los efectos cotidianos de la reforma tributaria, sobre todo cuando se considera que el consumo promedio al día es de 10 cigarrillos. Cifras que podrían convertirse en buenas razones para dejar de lado estos hábitos.
Casas y autos
Otro ítem a considerar es el consumo de bienes duraderos, que también experimentarán cambios en sus precios.
Es el caso de los automóviles nuevos, ya sean Diesel o bencineros, a excepción de los vehículos de trabajo, que tendrán un impuesto adicional desde el próximo enero. El nuevo precio dependerá del rendimiento urbano de cada vehículo, de las emisiones de NOx (una variedad de óxidos de nitrógeno, y el precio. Dependiendo de estos cálculos, los valores podrían incrementarse entre 1% y 3%.
Por su parte, a partir de 2017, habrá un incremento de impuesto a la compra de nuevas viviendas, que fluctuará entre el 4% y 7%. Esto, sin embargo, sin considerar a las propiedades que reciben subsidio habitacional, pues éstas no experimentarán esta alza. Las que sí subirán serán las de mayor precio.