Una desesperada madre se comunicó ayer a las 18.11 horas al fono 131 del SAMU, solicitando asistencia urgente para su hija de tan sólo tres meses de vida, la cual no se encontraba respirando.
El llamado fue atendido por el kinesiólogo regulador de turno, Pablo Medina, quien ordenó la concurrencia de la ambulancia de atención avanzada a la casa de la mujer, la cual se ubica en calle Prat, en el Barrio San Miguel, mientras a través del teléfono ella explicaba el porqué de la condición de su pequeña hija.
Ante la desesperación de la madre, el regulador comenzó a entregar instrucciones, para dar una atención oportuna a la lactante, aplicando la maniobra de Heimlich, siempre bajo instrucción recibida a través del teléfono.
Luego de un minuto, la instrucción cambio, sumando además la respiración boca a boca, la cual fue aplicada por la misma madre, logrando que a los dos minutos la infante liberara la obstrucción que la estaba asfixiando, recuperando la respiración de manera espontanea.
Cuatro minutos más tarde arribó la ambulancia, cuyos funcionarios realizaron la revisión de la niña, la cual en ese instante liberó llanto, lo que era favorable de acuerdo a la condición en la que se encontraba.
Tras ser exáminada en la casa y estabilizada, fue enviada hasta el Hospital Clínico de Magallanes, lugar donde quedó en observación para descartar algún tipo de secuela producto del atoro que sufrió, siendo en todo momento acompañada por su joven madre.
De no haber mediado una buena respuesta a las instrucciones entregadas por el SAMU por parte de la madre, la situación hubiese sido incluso fatal, lo que deja en claro una vez más la importancia de entregar buenos antecedentes al momento de solicitar la asistencia pre hospitalaria de la ambulancia, y de tener conocimiento de qué hacer ante una situación como la vivida en el domicilio de esta familia.
No se precisó acerca de cuál fue el cuerpo que asfixió a la pequeña.