Un problema que viene aquejando hace décadas a Punta Arenas, pero pareciera que nadie se encarga de solucionar, es el de garantizar a los discapacitados la libertad de poder ingresar a los edificios públicos de manera cómoda y tranquila.
Algo que queda demostrado al darse una vuelta por el centro de la capital regional, donde son varios los recintos que tienen un nulo protocolo para el fácil ingreso de las personas.
Diario El Pingüino hizo el ejercicio, el cual arrojó que el edificio de la Municipalidad es el que menos facilidades da. Una casona antigua, con acceso con escaleras y sin una rampla que solucione esta problemática son las características principales.
Situación que al interior del Municipio matizan diciendo que el recinto es patrimonio y que es complicado modificarlo, por su valor histórico y de conservación.
Justificaciones que, sin embargo, no son suficientes para María Antonienta Barrientos, miembro de la agrupación sociocultural “Bitácora Vientos Patagónicos”, organización que vela por los derechos sociales de personas con discapacidad.
De acuerdo con Barrientos, quien es no vidente, no hay excusas para no solucionar una demanda que viene desde hace, por lo menos, veinte años.
“El de la Municipalidad no es el único. Está el de Impuestos Internos, Superintendencia de Salud, por ejemplo, son otros que incumplen la normativa. La Ley de Patrimonios no es excusa. Los edificios son antiguos, y aunque sean arrendados o protegidos, necesitan asegurar el acceso libre para todas las personas, independiente de su condición”, señaló.
Declaraciones que van de la mano con lo que señala el programa de apoyo a las personas con discapacidad, iniciativa del año 2007 y que, precisamente, es parte de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Punta Arenas.
En el programa se señala como objetivo principal “mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad de la comuna de Punta Arenas, incentivando su participación en los diferentes ámbitos de la vida social”. Idea que, a juzgar por el propio edificio comunal, no se condice.
Consultada la Dirección de Desarrollo Comunitario, no quisieron referirse al tema, producto de que Elena Blackwood, su directora, se encuentra en Santiago.
Para Barrientos, el tema es algo de no terminar. “No puede ser que llevemos desde el año 1994 peleando por una respuesta e incluso con la ley que está desde el año 2010, no se haga nada. Es un tema netamente de empatía. Basta con que te fractures, tengas una lesión que te invalide mínimamente, para darte cuenta de cuánto cuesta todo. Por lo mismo, me parece inaceptable que hayan puesto urgencia en el Congreso para postergar la entrada en vigencia de la ley 20.422, en el mismo lugar donde tuvieron que levantar de la silla a un Presidente para poder hacerlo entrar, porque siguen estirando algo que debería haberse hecho hace mucho”.
Barrientos concluyó que “para mí, es un tema económico. No quieren invertir en algo que tampoco costaría mucho. No está dentro de sus prioridades, porque no lo han vivido. Somos relegados reiteradamente”.
¿Y los otros edificios?
Varios edificios, si bien no poseen soluciones “ideales”, sí otorgan una alternativa para que los discapacitados tengan acceso a ellos.
Es el caso del Edificio de los Servicios Públicos, que cuenta con ramplas, barandas y ascensores. Sin embargo, la puerta que colinda a la rampla, está cerrada producto de los vientos existentes.
Otro caso es el de la gobernación. En el caso de este recinto, la solución es poner una rampla metálica cuando alguien requiere usarla. Alternativa que, sin embargo, no resulta tan cómoda para quienes deben esperar afuera del edificio.
El gobernador de Magallanes, Nicolás Cogler, señaló al respecto que “nosotros suscribimos el Decreto 50 de accesibilidad universal. Este dice que los edificios públicos deben garantizarles el acceso a todas las personas, especialmente a los que tienen capacidades diferentes y a las personas mayores de edad. En nuestra Gobernación tenemos el gabinete en el segundo piso, pero si vienen adultos mayores, los recibimos en el primer piso, porque no tenemos ascensor”.
Además, agregó que “esos son los resguardos que debemos hacer para brindarles una mayor atención a todas las personas. Sabemos que es complicado, porque varios de los edificios son patrimoniales. Con bastante ingenio se han hecho ramplas, pero sin duda que cada uno de los esfuerzos nunca está de más”.
@CamiloEncina