¿La llegada de las grandes empresas gasíferas a Magallanes, atraídas por los Contratos Especiales de Operaciones Petroleras (CEOP), ha ocasionado una expansión de las carreras técnicas o universitarias de profesionales de la industria del gas natural?
No, porque mientras Magallanes produce lanas, carnes, pesca, madera y gas, las universidades en la región forman abogados, ingenieros comerciales, contadores y administradores de empresas. Y entonces los profesionales especializados que deben contratar las empresas extranjeras para que trabajen en los CEOP y bloques de gas, deben traerlos de Argentina, de México, Estados Unidos, Canadá o últimamente desde Venezuela.
De esta manera, muchos de los estudiantes magallánicos buscan entonces nuevos horizontes, no solo porque la calidad comparativa de la oferta universitaria local es aún insuficiente y a veces precaria, sino porque otras regiones (Valparaíso, Metropolitana, Temuco, Concepción) y otros países, como Argentina, les ofrecen condiciones de inserción laboral y de realización personal y profesional más prometedoras y atractivas. No existen incentivos para que el joven profesional magallánico forme familia en su propia región. De allí la emigración.
Meridianamente queda claro que para que exista desarrollo tiene que haber incentivos para Magallanes, políticas descentralizadoras de los gobiernos de turno, reglas claras para los inversionistas. Si aquello no cambia, vamos cayendo poco a poco en despoblado.