El estudio del investigador Marcos Maturana, perteneciente al Centro de Estudios e Investigaciones Militares del Ejército de Chile, plantea una visión amplia y de alta complejidad que debe ser considerada en el presente contexto climático.

En el estudio plantea que el cambio climático en el planeta y los fenómenos que se ocasionan por el creciente deterioro de las condiciones preexistentes nos indican que el Estado de Chile se verá cada vez más afectado y apremiado por situaciones de emergencia y catástrofes, situación que exige que todas las capacidades del país estén disponibles, así como una constante preparación y conciencia de la población para minimizar los riesgos.

Dado el panorama global y la demanda creciente por el arriendo de los medios aéreos a firmas y organismos extranjeros para combatir el fuego, se visualiza que cada vez será más difícil obtener los medios a tiempo.

El desafío para el gobierno es que exista una capacidad nacional de medios instalada en aeronaves y otros medios, en cantidad y calidad, acorde a las necesidades en territorio nacional para hacer frente a esta realidad en forma oportuna y eficiente desde un inicio y no una reacción tardía que depende del arriendo de medios (días y de semanas de trámites administrativos no siempre con buenos resultados) y apoyo de países amigos, que seguramente tendrán sus propios incendios.

El rol de las Fuerzas Armadas en las emergencias y catástrofes constituye una capacidad estratégica del país y su actuar integrado y coordinado con todos los estamentos y organismos especialistas y autoridades en el nivel nacional, regional y comunal ha sido probado en múltiples, recurrentes y variadas situaciones que han afectado y afectarán a nuestro país. Lo importante será sensibilizar que se vienen tiempos con mayores exigencias y tendrán que estar preparadas nuestras Fuerzas Armadas, es una realidad.

El Ejército de Chile, desplegado con medios humanos y materiales a través de la casi totalidad del territorio nacional, posee la polivalencia y flexibilidad en su planificación para una vez producida la necesidad y requerimiento de su empleo, activarse y constituirse en el o los lugares requeridos para enfrentar una emergencia y/o catástrofe natural. Se trata del empleo de la Fuerza Terrestre en operaciones distintas a la guerra (MOOTW).

En lo específico el Ejército ha prestado una importante colaboración en el combate contra los incendios forestales y actividades de apoyo humanitario y logístico relacionadas, desplegando personal y medios durante y después de los siniestros, a través de las Unidades Fundamentales de Emergencia (UFEs), Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIFEs), Puesto de Atención Médica Especializada (PAMEs), Hospital Militar de Campaña (HMC), elementos aéreos, maquinarias y equipos, entre otros.

La cifra de 11.500 efectivos que han integrado las BRIFEs es una demostración de ese compromiso con la sociedad.

Al tenor de lo indicado, aquellos lugares del extremo austral, más aislados, con poca población, sin conectividad terrestre e infraestructura para operar en la zona, ante una emergencia o desastre natural por tratarse de áreas con bosques nativos y otras especies, su flora, fauna y recursos corren un alto riesgo de desaparecer. En estos casos el Estado verá dificultado el combate a los incendios, y la ayuda a los lugareños y su ganado, y su opción para mitigar o apagar un megaincendio, de no contar con planificación, previsiones y medios, será un espectador de una tragedia de grandes proporciones (consumo de miles de hectáreas y el daño ecológico involucrado).