Por muchos años
la comunidad científica se ha mantenido al margen de la temática ovni, ya que
la posición de la ciencia es muy clara y precisa, no admite juicios de temas
que no son estudiados con prolijidad y debatidos
academicamente de manera abierta.
De esta forma, entre el 29 de septiembre
y el 4 de octubre del año 1997, se realizó un coloquio multidisciplinario
llamado: “Evidencias físicas relacionadas con los informes OVNI”, en
Tarry Town, Nueva York, más conocido por la comunidad ufológica como el “Informe
Sturrock”, debido a que el director de esa actividad fue Peter
Sturrock, profesor de física aplicada de la Universidad de Stanford,
California.
El invitado más conocido en el tema de
ufológico fue Jacques Vallée, investigador nacido en Francia, nacionalizado
estadounidense, creador de la “Escuela Paraufológica” y autor de varios libros,
entre los que podemos destacar “Pasaporte a Magonia” y que hemos comentado en
varias oportunidades en este espacio.
En los cuatro dias de debate, los
científicos lograron examinar pruebas objetivas que certificaron la presencia
de fenómenos aéreos anómalos, con el propósito de verificar si su recopilación y análisis podrían resolver, aunque sea
en parte, el problema de fondo y eventualmente determinar las causas de los
mencionados informes de ovnis.
Las evidencias
discutidas fueron: pruebas fotográficas, evaluaciones de luminosidad, huellas
radar, interferencias con el funcionamiento de automóviles, interferencia con
los instrumentos de aeronaves, efectos inerciales o gravitacionales aparentes, huellas
en el suelo, deterioros sufridos por la
vegetación, efectos fisiológicos sobre los testigos y el análisis de vestigios
en general.
Por su parte, las investigaciones sobre
un fenómeno recurrente en el valle de Hessdalen, en Noruega, también fueron presentadas pero como una
evidencia independiente, permitiendo que el comité hiciera penetrantes críticas sobre los
precesos y metodologías utilizadas en otras investigaciones de ovnis
presentadas, ya que el caso del “Proyecto Hessdalen” eran un muy buen ejemplo
en cuanto a la forma de cómo se deben indagar fenomenos de este tipo. El
despliegue de tecnología para investigar los ovnis en Noruega desde el año 1983
y en especial dos situaciones registradas en las más de 200 horas de videos y
2000 imágenes, impresionaron al panel por completo, permitiendo así que aprobaran
el mencionado proyecto, avalando sus resultados primarios. Como todavía se desarrolla
el estudio y en la medida en que se sigan captando imágenes y fotografías, el
panel concluyó que aquellas evidencias deberán analizarse igualmente, ya que los fenómenos captados previo
al año 1997 e incluso hasta hoy, todavia no poseen una explicación convencional.
Las conclusiones del coloquio fueron
variadas y contundentes, pero dejando en claro que existe un fenómeno aéreo no
identificado, siendo este punto muy interesante, ya que desde ahí se puede
separar la realidad de manifestaciones extrañas
con la mitología y el folclore con las cuales se les identifica seguidamente,
por parte de una comunidad apegada al pensamento mágico o mítico y que se ampara de la parte más ortodoxa de la llamada
ufología. De hecho, el comité concluyó que algunos incidentes podrían deberse a
fenómenos inexplicados, pero que ninguna prueba demostró la existencia de una
inteligencia extraterrestre presente (No hay tales “alientes”).
Tambien se dedujo que sería muy útil estudiar con atención los
informes de ovnis, porque el examen de observaciones sin aclaración, permitiría a los científicos aumentar
sus conocimientos. Sin embargo, para tener credibilidad, tales investigaciones
debían tratarse de manera objetiva y permitir el análisis de todas las
hipótesis, mediante el examen de las pruebas materiales (pruebas físicas, no solamente
las teorías que intencionalmente las disfrazan
algunos como “especulaciones razonables”).
Por
otra parte, se
entendía con claridad que el folclore de teorías de conspiración, son el
producto que desde el año 1969 no existían proyectos oficiales de investigación
en Estados Unidos, lo que creó un ambiente ideal para que,
al no imperar una respuesta, se especule y
entre en debate hechos aparentes y no precisamente reales.
Sobre el programa SETI (Search for
ExtraTerrestrial Intelligence - Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), se
respladó su trabajo y que producto de no tener resultados positivos, hasta
ahora, ha sido blanco de ataques por
parte de algunos seguidores de la Teoría de la Conspiración.
Los panelistas del Informe Sturrock hicieron
un enfoque abierto y sin prejuicios en cada uno de los sucesos analizados, pero al mismo tiempo fueron
cautos, debido a que también se debatieron aspectos metodológicos de las
investigaciones ovni. Un ejemplo son los ecos de radar, los cuales se podrían interpretar
erróneamente como
manifestaciones anómalas, siendo que en
muchas oportunidades se tratan de fenómenos naturales como los rayos
globulares, nubes duende o tecnología furtiva, con prototipos de aeronaves que
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial las grandes potencias, como Estados Unidos o la ex Unión Soviética, desarrollaron
y probaron en todo el mundo de manera secreta.
Finalmente, el congreso aprobó la
existencia de fenómenos extraños de los cuales
se sabe muy poco sobre su composición real, por lo
que gran parte de sus manifestaciones carecen de una explicación racional
concreta, destacando también la imperiosa necesidad de centrarse en las futuras
evidencias físicas que se logren recuperar, indicando además que desde el momento en
que se acreditan observaciones extraordinarias, es posible que al obtener información nueva, evidentemente se ampliarán las fronteras del
conocimiento y de la ciencia.
El misterio sigue vivo y algunos de los
fenómenos aéreos anómalos registrados y metodológicamente analizados, por
ahora, no poseen una explicacion racional ni científica. Hay mucho por
descubrir.