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El Espectador domingo 5 de julio de 2020

El canibalismo político de la centroderecha magallánica

general
05/07/2020 a las 14:49
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"Sin mediar ningún error ni equivocación, Matheson, al poco andar, fue removido de su cargo".

A veces se nos olvida que vivimos en un pueblo chico con un infierno grande. En la centroderecha magallánica existe una tendencia crónica al canibalismo político, que termina beneficiando siempre a sus adversarios. Nunca en la historia de Magallanes las alcaldías de Puerto Natales y Punta Arenas habían sido ocupadas por personeros de ese sector político, nunca en el aparataje público habían tantos representantes del sector y además tienen una diputada, y sin embargo no se logran poner de acuerdo tras objetivos comunes.

 

SIEMPRE ESTÁ EL CONSTANTE DISPARO A LOS PIES, EL FUEGO AMIGO

A la hora de apoyar al intendente, en los dos mandatos de Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018 a la fecha), priman las rencillas personales, las rivalidades pequeñas, el pelambre, el copuchenteo, la búsqueda de venganzas y liderazgos individuales. Y lamentablemente muchas veces la administración central se ha dejado llevar por esas rencillas y conventilleo y ha caído en graves errores que le han costado muy caro a la región.

La crisis del gas y los inexplicables cambios de intendentes han sido dos de los peores errores de las administraciones de Piñera, que no ha podido dar continuidad a la gestión regional. Siete personeros de la centroderecha se han sentado en el sillón de La Moneda Chica en solo seis años. Es decir, con un promedio menor al año en su gestión.

Por lo tanto resulta doblemente difícil la acción del intendente en un supuesto gobierno de centroderecha, pues su propio sector le juega en contra.

En el primer mandato de Piñera la intendenta Liliana Kusanovic (11 de marzo de 2010-25 de abril de 2011) fue víctima del dogmatismo a nivel central y de la torpeza y prepotencia política de los ministros Ricardo Raineri y Rodrigo Hinzpeter y ocurre ahora que nadie dice que de los últimos tres gobiernos en el que más se subió el precio del gas fue en el de Michelle Bachelet, pero es que ella lo hizo calladita.

Luego pusieron al intendente Arturo Storaker (25 de abril de 2011-9 de agosto de 2012) al cual también dejaron solo, pese a que logró ciertos apoyos para administrar en los sectores de la oposición. Al final lo sacaron, dañaron su imagen y lo dejaron en completo abandono. Posteriormente estuvo Mauricio Peña y Lillo (27 de agosto de 2012-10 de septiembre de 2013) y el fuego amigo del partido del Presidente terminó sacándolo.

Al término del periodo Piñera puso a uno de los suyos, Claudio Radonich (11 de septiembre de 2013-11 de marzo de 2014), quien siempre estuvo más empoderado que sus antecesores por sus estrechos vínculos que tenía con La Moneda. Radonich pudo dar estabilidad a la gestión, lo que cosechó años después siendo electo alcalde tras una oscura gestión municipal del PPD y algunos amigos del entonces alcalde (2012-2016). Pero Radonich tampoco estuvo ajeno al fuego amigo, especialmente del partido que logró instalar nuevamente a una parlamentaria de derecha en Magallanes.

Así las cosas Piñera vuelve al gobierno (11 de marzo de 2018) y nombra al flamante Christian Matheson (11 de marzo de 2018-10 de julio de 2018), hombre de la región de trabajo y que tuvo un buen cometido en la Seremi de Vivienda y Urbanismo. Para hacer bien las cosas intentó mantenerse al margen de las camarillas y las oscuras reuniones políticas, lo que no gustó a ciertos sectores de la derecha regional que estimaron que estaba actuando con demasiada independencia y fueron a Santiago a conventillar.

Sin mediar ningún error ni equivocación, Matheson, al poco andar, fue removido de su cargo, y se nombró a María Teresa Castañón (11 de julio de 2018-12 de febrero de 2019), que habiendo salido concejala por Punta Arenas estaba desarrollando un buen trabajo en la Seremi de Desarrollo Social. Sin embargo, al poco andar estuvo en el centro de las pugnas de los dirigentes locales que buscaban obtener parte del botín para perfilarse de mejor manera. Entre esos tiras y afloja, la intendenta comenzó a ser seriamente afectada con descalificaciones impropias hasta que fue removida, en forma totalmente irrespetuosa.

Así llegó al cargo el actual intendente José Fernández (12 de febrero de 2019), quien ha logrado administrar el buque a pesar del fuego cruzado y delos disparos a los pies en pleno estallido social con terrorismo incluido y posterior pandemia por el Covid-19 y crisis social y económica.

Fernández es un hombre que no genera enemigos, de perfil profesional, ha buscado sortear de la mejor forma el estallido social e insurreccional y que nada tiene que ver con su gestión, sino con la de su jefe Sebastián Piñera, que fue a Cúcuta en la frontera colombiana-venezolana a promover un golpe de estado contra el dictador Nicolás Maduro, quien le pasó las cuentas pendientes en octubre pasado.

A Fernández también le ha tocado la crisis de la pandemia que está dejando el país en ruinas y probablemente deberá enfrentar los procesos constitucionales que podrían venir, luego de superada la pandemia.

Ha tenido que lidiar con la férrea oposición del senador Carlos Bianchi, que no ha perdido oportunidad para torpedearlo, para esconder su propia inoperancia para conseguir beneficios para la gente.

Llama la atención, que también el Consejo Regional (CORE), presidido por la derecha, que también se ha convertido en una trinchera de lucha para rechazar proyectos que van en beneficio de la comunidad. Algunos promovidos desde el norte, cuestionables por cierto.

Con la promulgación de la ley que limita la reelección, se aproxima en Magallanes un drástico cambio en el puzzle político. En el Senado, Bianchi ya no podrá seguir y por lo tanto seguramente dirá que su hijo ya está preparado para desafíos mayores y generosamente le cederá el cupo de senador mientras que él buscará la diputación.

Fernando Paredes también deberá buscar nuevos horizontes ya sea como gobernador regional o como candidato a senador o diputado. Por su parte, la diputada Sandra Amar defenderá a brazo partido “el que tiene mantiene” y seguramente le va a salir competencia. El alcalde Radonich tendrá que ver si repostula o busca la senatoría.

Por otro lado, la senadora Goic, desgastada por su intento presidencial, tendrá que ver quien la acompaña en su lista para poder ser reelegida. El diputado Boric también buscará un escaño en el Senado, aún no sabemos por dónde.

Hay nombres nuevos que asoman para cargos populares como Arturo Diaz, Jorge Flies y otros no tan nuevos que están atentos a volver a las lides como Juan Morano o Claudia Barrientos.

En los próximos meses comenzaremos a ver cómo se reacomoda el tablero.

En ese escenario el papel del intendente es clave, independiente de la posición política, una buena gestión es imprescindible para reconstruir la región devastada desde el 18 de octubre pasado y la pandemia. Miles de magallánicos están pasándola muy mal y no van a perdonar que siga el chaqueteo político.

Andar cambiando intendentes solo refleja un desgobierno total y esconde la debilidad y el desconocimiento del poder central de la región. No es bueno cambiar cuando no hay razones que directamente tengan que ver con la gestión, que por cierto también pasa por otros funcionarios que le han dejado apernados. Llegó la hora que los líderes del sector de gobierno y oposición, que hoy ocupan cargos de representación, dejen de operar tras las sombras, y se dediquen a entregar propuestas que permitan reconstruir a una región que está devastada como lo es hoy nuestra querida Magallanes.

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