El destacamento naval ubicado en Isla Dawson, conocido como Puerto Harris, es uno de los pocos lugares de la región y del país que no ha sido afectado por la pandemia del Covid-19.

Los casi 300 habitantes de la zona han podido volver a realizar sus actividades de forma normal, ya que ahí no se ha registrado hasta la fecha ningún contagiado por coronavirus. 

Una de estas actividades son las clases presenciales. Valentina, de 13 años, va en octavo básico y hace casi tres semanas que pudo volver junto a los otros 49 alumnos a la escuela de forma normal. 

Aunque se ha realizado según los protocolos de la autoridad sanitaria. Al llegar al lugar se les toma la temperatura y tienen que usar sus mascarillas. La madre de Valentina, Andrea Núñez, cuenta como para su hija esto fue como volver de las vacaciones de verano. “Para ella fue una alegría muy grande volver, porque de verdad sentía que no aprendía nada en la casa. Y estaba muy ansiosa por regresar, de hecho ahora se levanta antes que nosotros, se arregla y se viene sola. Es como cuando estaba de vacaciones de verano y lo único que quiere es poder volver a ver a sus compañeros”, explicó ella. 

Otra norma que se estableció fue dividir a los cursos por la mitad y separar a los alumnos con un metro de distancia. Además, estos van en distintos horarios. Los estudiantes de  pre-kinder, segundo, tercero, quinto y séptimo básico, asisten los días lunes, miércoles y viernes. Mientras que los otros lo hacen el lunes por la tarde, martes y jueves. “Ahora para mi hija ir a clases es como algo novedoso y entretenido. Porque ella tenía solo una compañera y como las separaron, ahora es como si tuviera clases particulares”, agregó Andrea.

Una de las docentes de la escuela es Sofía Candia. Ella hace clases hace tres años en la escuela de Puerto Harris y enseña en los cursos de primero y segundo básico. 

Según ella, volver a las clases presenciales fue una ayuda gigante, ya que en el lugar no están las condiciones para hacerlo vía online. “Acá la señal es muy mala y era imposible hacer las clases de forma virtual. Así que los apoderados venían a buscar las guías y nosotros estabamos atentos para responder cualquier duda por teléfono.”, señaló. 

Además, ellos advirtieron que los niños no se sentían cómodos con esta modalidad. “Ellos nos dijeron que no estaban bien con todo esto, porque no sentían que estuvieran aprendiendo, e incluso muchos estaban angustiados porque pensaban que iban a repetir o que no iban a tener las herramientas para poder enfrentar los desafíos de su próximo curso”, afirmó Candia.

Con la vuelta al aula, para ella ha sido extraño acostumbrarse al nuevo protocolo.. “Los niños se lo toman como un juego pero así pueden estar preparados en caso de que llegue un buque o tengan que ir Punta Arenas. Pero aquí todos han sido muy conscientes. Pero el hecho de hacer clases con mascarillas ha sido extraño, porque complica a la hora de hablar, pero no fue tan terrible como pensábamos”, sentenció. 

Para la directora de la escuela, Natalia Valenzuela, fue un alivio volver a normalidad. “No supimos como hacer las calses de forma virtual. Nos costó mucho y estamos agradecidos de poder volver a las salas. Los niños han sido muy conscientes de lo que está pasando y han respetado todas las normas que se han establecido en la escuela”.