Hace unos años el activista estadounidense Martín Luther King, viendo la indiferencia de mucha gente por los asuntos sociales, dijo: “Habíamos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero lo que no habíamos aprendido era el arte de vivir juntos, como hermanos”. Tuvo que aparecer un maléfico virus para reventar la burbuja en la que vivíamos y darnos cuenta de que hay personas más allá de nuestro selecto círculo social, hay un mundo real fuera de la computadora o los juegos de video, hay seres de carne y hueso salidos de las frías estadísticas, y que hoy están sufriendo.
La pandemia del Coronavirus, que ha causado drama, cobrado vidas humanas y ha arrasado economías, ha traído consigo otro “virus”: la solidaridad, que también es contagioso, da vida, y se ha propagado conforme avanza el Covid-19. Esta crisis sanitaria tan apremiante ha sacado a relucir lo mejor de nuestra sociedad, como también está poniendo a prueba a toda la humanidad, para que, junta, supere este mal momento.
Como bien dicen, en los peores momentos es donde se pueden ver también las grandes acciones. Acciones que se traducen en la respuesta de organizaciones, instituciones, gobiernos, fundaciones y personas anónimas, quienes movilizan recursos, esfuerzos y ayudas a velocidades nunca vistas por su efecto más inmediato y visible en la salud, en las vidas y en las economías de los países.
¿Cuál es la esencia de la vida? Servir a otros y hacer el bien, así describió el filósofo Aristóteles el valor de la solidaridad, así es como funciona, poniéndose en el lugar del otro y de la mano con la compasión y con la generosidad, es así, que millones de trabajadores de la salud; médicos, enfermeras, técnicos, otros profesionales y personal hospitalario, brindan atención en estos días muy difíciles a sus pacientes, incluso, arriesgando sus vidas para salvar la vida de los demás.
Esta crisis mundial ha puesto todo de cabeza y entre otras cosas nos ha revelado lo frágiles que podemos llegar a ser ante determinados acontecimientos globales, pero también nos permite ver la solidaridad de millones de personas, es así, como las mujeres se han situado en la primera línea de fuego frente a la pandemia y, además, son las que más probabilidades tienen de ser perjudicadas.
Su peso es tal, que constituyen el 70% de la fuerza laboral en el sector de la salud en el mundo, y se ocupan del 75% del trabajo de cuidados no remunerados, lo que incluye el cuidado de los hijos, de las personas enfermas y de las personas mayores, botón de muestra, solo en Francia, el 90% del personal de enfermería es mujer, es por ello que debemos honrarlas por su compromiso, dedicación y profesionalismo. Esta es una lección de género que debemos sacar de esta pandemia. Las mujeres alrededor del planeta se han posicionado con firmeza en la vanguardia de esta lucha.
En definitiva, el mundo en tiempo de Coronavirus será recordado como tiempos de generosidad y de solidaridad, al margen de cómo evolucione el futuro.