El número de contagios nuevos se ha mantenido con altos valores durante más de un mes. De igual forma, la tasa de movilidad se mantiene en porcentajes excesivamente altos para los tiempos que vivimos. Mientras tanto, cientos de personas concurren al Hospital Clínico por consultas respiratorias, muchas son internadas y a diario debemos lamentar la pérdida de vidas. Con estos indicadores ya está bueno que alguien asuma la conducción y proponga lo que ya es evidente: nuevas medidas para enfrentar la pandemia, una nueva estrategia.
Ante autoridades nacionales extremadamente centralistas (que se niegan a estudiar la evolución del virus e innovar en la comuna con mayor tasa de contagios) y regionales en la práctica ausentes (supeditadas a ordenes centrales e incapaces de proponer estrategias nuevas) es evidente que los indicadores no mejorarán o lo harán en un período prolongado de tiempo. La actual cuarentena y en las condiciones en que opera no dan los resultados esperados después de un mes y es evidente que no reduce la tasa de contagios. Se requiere hacer algo ahora y alguien debe atreverse de pasar a ser meros administradores a gobernantes para poder evaluar y proponer una nueva estrategia.
La paciencia de la gente en cuarentena se acaba y el ambiente se agrava cuando las medidas no se entienden. Hemos soportados decisiones inentendibles como la restricción vehicular o el Plan Fondéate en Casa. Además, diariamente hemos observado que la ciudad adquiere condiciones de normalidad en horarios laborales, y más aún cuando no se sincera cuanta gente tiene permisos especiales por trabajo. Todo hace pensar que muchas actividades se han disfrazado de esenciales, con la indiferencia de la autoridad. La sensación que la economía está por sobre la salud nos invade a diario.
Hasta ahora los colegios profesionales y la ciudadanía han estado ausentes de una estrategia en contra del virus. Se debe tener el conocimiento de los que saben y al mismo tiempo el compromiso y complicidad de los vecinos. Quienes más saben de la gente en el territorio, sus preocupaciones, necesidades y costumbres no han sido convocados ni involucrados en la tarea de prevenir los contagios y de educar en torno a las medidas aplicadas. Hablar sólo de porfiados y creer que la gente no entiende, ha sido el peor error de la estrategia.
Una nueva estrategia de cara a la gente debería tratar de bajar la tasa de contagios rápidamente y recuperar la trazabilidad para el aislamiento oportuno. Muchos vecinos han propuesto hacer más rigurosas las medidas. Frente a ello no parece descabellado proponer cuarentenas totales efectivas intermitentes por periodos cortos de tiempo. Detener toda actividad económica por cuatro o cinco días cada dos semanas con la finalidad de frenar los contagios. Quedarse en casa en forma efectiva por periodos cortos, con las condiciones para ello, parece ser posible sin que la gente se aglomere en los supermercados. Lo concreto es que algo hay que hacer y hay que hacerlo desde acá, con todos y pronto.