Desde las 8.00 horas de hoy estamos inmersos en un proceso electoral en que la ciudadanía resolverá si quiere mantener la actual Constitución que rige al país o iniciar un proceso constituyente que llevará a Chile a una nueva Carta Magna. Llegamos a este día tras un año de manifestaciones ciudadanas motivadas por una serie de demandas sociales, pero este 25 de octubre puede pasar a la historia también porque Chile se somete a un acto electoral en medio de la peor pandemia del último siglo. Esto afectaría fuertemente la asistencia a los locales de votación y lo que se decida hoy podría carecer de una real validez dada la delicada situación que atraviesa la nación, especialmente con regiones como Magallanes que están con alarmantes cifras de contagios que nos mantienen en un estricto confinamiento desde hace dos meses. Independiente del resultado del plebiscito de hoy, nos hemos dado cuenta de que en 373 días la “clase política” ha aprendido muy poco. Precisamente son los políticos, los mismo que vimos en las pésimas franjas electorales, los más afectados desde el estallido social del 18 de octubre de 2019. Las encuestas los sitúan en su nivel más bajo, al igual que el Presidente de la República y los partidos políticos. El otro punto negativo en un año difícil es haber llegado a este decisivo día con más de 30 personas muertas, vandalismo con saqueos, quemas de edificios, estaciones de metros, destrucción de hoteles, locales comerciales y un sinfín de millonarios daños en estructura pública. Desde el 18 de octubre de 2019 a la fecha, la imagen del país se mantiene por el suelo y con una economía en caída libre con un casi nulo crecimiento y aumento en la cesantía agravada producto de la pandemia del Coronavirus. No podemos olvidar que para llegar a este plebiscito, el lumpen y el anarquismo se infiltró y se volcó a las calles al amparo de una nula reacción del Gobierno para imponer orden y seguridad. Y la gente… La gente se manifestó con numerosas y multitudinarias marchas con el objetivo de mejorar su calidad de vida... ¿Y los logros? Han sido muy pocos, porque la desconexión de los mismos políticos de siempre con la ciudadanía se mantiene.