En las últimas semanas se ha comentado en círculos políticos, empresariales y técnicos respecto del potencial desarrollo del hidrógeno verde (HV) para que Chile sea líder mundial. Es una apuesta de gran vuelo del Gobierno, ya que sus estimaciones hablan de la creación de 100.000 empleos y US$ 200 mil millones en inversión durante los próximos 20 años. En consecuencia, el desarrollo de esta industria en Magallanes debiera ser debatida con seriedad y sin populismos por los que aspiramos a liderar la región los próximos años.
¿Qué significa el hidrógeno verde para nosotros? HIF (Highly Innovative Fuels) es filial de la empresa chilena generadora de energía AME, que asociada a Enel Green Power, Siemmens, Porsche y ENAP desarrollará (aprobación mediante de organismos públicos) un parque eólico que producirá energía eléctrica para alimentar la planta que tomará el agua de mar del Estrecho de Magallanes para la separación del hidrógeno y oxigeno presente en el agua a través de un proceso de electrólisis. A su vez, mediante un proceso de filtrado del aire, se captura el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, el cual se combina con el hidrógeno mediante síntesis para obtener un combustible neutro en CO2. La primera etapa es el desarrollo de un plan piloto, con una capacidad instalada de generación eólica de 300 MW, unas 29 veces de la actual capacidad del parque eólico Vientos Patagónicos en Cabo Negro. En teoría, AME pretende producir 350 toneladas de metanol verde y 250 toneladas de gasolina carbono neutral por año. De ser exitoso el piloto, AME debiera ampliar la inversión para su desarrollo comercial. Esto es lo que sabemos hasta el momento y es necesario reflexionar con mayor profundidad.
Primero que nada, reconozcamos que el mercado del hidrógeno está literalmente en verde. Es decir, el desafío es inmenso desde la implementación de proyectos, necesidades de investigación & desarrollo + innovación, estimulación de la demanda y el marco regulatorio; sin dejar de mencionar los inmensos recursos financieros para posicionar al país como productor temprano en un mercado incipiente que no ha desarrollado economías de escala para la obtención del HV de manera competitiva, es decir, producir de manera verde y eficiente el metanol y gasolina. Asimismo, las aparentes ventajas absolutas de producción en Chile quedaran sujetas a la viabilidad de almacenamiento y distribución a los mercados de consumo, entrada de nuevos competidores, seguridad y precio de combustibles alternativos. Por otro lado, no olvidemos que la fabricación de HV no es inocua, ya que dispara el consumo de materiales pesados poco amistosos con el medio ambiente o a su dificultad de reciclar las palas de los aerogeneradores.
Otra de las aristas es la participación de ENAP en este negocio. ¿Cuál es el aporte real de la petrolera? ¿Es el inicio de la transformación, estilo Kodak, de una empresa técnicamente quebrada? Espero que el Gobierno entregue mayores detalles del rol de ENAP en la Estrategia Nacional de Energía. La empresa pública otrora motor de desarrollo regional, no está para nuevas cortinas de humo que disimulen su realidad. Tampoco se merece nuestra gente falsas ilusiones, después de haber enterrado la actividad minera y el empleo de miles de personas en la región.
No perdamos de vista que las políticas energéticas deben estar orientadas al crecimiento económico y a la seguridad energética, junto con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la preservación de la biodiversidad. El desarrollo del HV es una idea interesante y que debemos explorar. Sin embargo, mientras algunos pretendientes al sillón de Gobernador Regional repiten textos de diarios como ideas propias, yo advierto que no todo lo que brilla es oro.