Nos gustaría vanagloriarnos por tener grandes primeros lugares. Pero no aquellos que conllevan peligros. Desde el 16 de marzo, la Región de Magallanes y Antártica Chilena está en la mira de todo el país. Y no es precisamente por algo bueno. Primero, es lo más peligroso. Hemos sido por largos meses la región con la tasa de contagios más alta del país, lo que acarrea un peligro constante. Además, nuestra capital, Punta Arenas, fue la ciudad con la tasa de contagios más alta de Chile por mucho tiempo. Y por si eso fuera poco, también es la comuna en la que se piden más permisos diariamente para evadir una cuarentena. Hoy cumplimos tres meses de la segunda extendida cuarentena. Entonces si usted se da cuenta, las cifras nos están diciendo: “Estamos en un serio peligro de perder la vida por una pandemia”. ¿Y nosotros cómo respondemos?: “Con la mayor irresponsabilidad del país”. Entonces algo está pasando. Algo no hemos hecho bien. Y como si todo lo anterior fuera poco, tenemos otro triste récord. Entre los nuestros, tenemos a un ciudadano que está con arresto domiciliario porque tres veces ha sido detenido quebrantando la cuarentena. Se intentaron de muchas formas aplicar medidas más restrictivas -incluso con restricción vehicular-, pero en realidad, lo que más debiera aplicarse es un severo castigo judicial a aquellas personas que sean detenidas poniendo en riesgo la salud pública. Pero para muchos está bien con el arresto domiciliario. Como si los otros 150 mil habitantes de Punta Arenas no hubiésemos estado confinados durante los últimos tres meses. No, las drásticas sanciones debieran ser aún mucho mayores, porque de lo contrario seguirán pagando justos por pecadores y este encierro de meses con doble cuarentena para muchas de nuestras ciudades se irá estirando semana a semana. ¡Por favor pongámonos serios y salgamos luego de esto!