Sin duda que en Magallanes hemos vivido muy afligidos, incluso mucho más que en el resto del país. Por eso cuando a lo lejos se escucha hablar de la anhelada vacuna, la esperanza vuelve, pero sabemos que hay que ser cautos. Todas las naciones preparan sus planes de vacunación y comienzan a debatir la mejor forma de distribuir la vacuna. Hay claridad en que durante los primeros meses habrá escasez y deberán establecerse prioridades en la forma de administrarla. Como aún no se sabe con qué vacuna contará cada uno ni cuál estará lista antes, tampoco se puede planificar en detalle, pero sí habrá que tener varios planes de contingencia, tanto en Chile como en los demás países. Debemos ser muy conscientes de que será necesario tomar en consideración que el afán por conseguir el mayor número de dosis no debiera ser una lucha económica, gobernada por el precio y la capacidad de pago, sino que habrá que tener en cuenta que en cada sociedad persistirá el peligro en la medida que queden amplios sectores sin acceso a la inmunización. Los expertos en salud pública señalan que se debiera seguir las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que busca establecer un mecanismo para distribuir la vacuna según necesidades, por buenas razones sanitarias. Las orientaciones que ha dado la OMS respecto de la distribución de la vacuna dentro de cada país pueden ser un buen elemento para ir preparando las decisiones que habrán de tomarse aquí en Chile. El riesgo de caer enfermo por Covid-19 no es igual para todos ni tampoco lo son las consecuencias de enfermar. Con la idea de minimizar esos riesgos, parece haber consenso en que los equipos de salud y las personas mayores debieran ser los primeros en la fila para vacunarse. Luego, debieran estar las personas que tengan enfermedades que los vuelven más vulnerables al Covid, tales como quienes tengan su inmunidad deprimida o sufran de desórdenes respiratorios.