Pareciera que suena interesante leer una carta del rector de la UMAG, “abierta” y dirigida al Presidente de la República, planteando un tema relativo a un supuesto vacío legal que generaría la elección de Gobernador Regional, entre cuyas funciones no aparecería “la gestión” de los fondos de inversión que han sido implementados para apoyar las zonas extremas en nuestro país, y que evidentemente una de ellas es nuestra Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.
Llama la atención que aquel, que no tiene precisamente una activa participación extramuros de la casa de estudios superiores magallánica, aparezca “liderando” comunicacionalmente un tema de por sí relevante.
Hasta ahí, pareciera todo bien, sin embargo, me surgen a lo menos dos cuestiones que no me calzan o que me generan algún grado de sorpresa. Como lo señalé en mi columna anterior, uno de los temas que pretendo traer al tapete de la discusión y el análisis público, es justamente la “gestión” (más bien la NO gestión) que percibo en la casa de estudios de Avenida Bulnes.
Efectivamente, me suena contradictorio el que nuestro buen Rector (nunca he puesto en duda que es una buena persona) intente una especie de cruzada respecto a los fondos de inversión que se obtienen por nuestra ubicación geográfica y condiciones de aislamiento, para generar un estímulo al desarrollo de la misma, si observamos que existen y han existido serias falencias en la administración académica y administrativa de la Universidad de Magallanes, por lo menos en los últimos años, que es el período que he podido observar. Ésas falencias, que afectan el desarrollo de la UMAG, se han estado obviando en varios niveles de nuestra estructura regional. Con excepción de las públicas preocupaciones del Consejero Sierpe hace algún tiempo, recientemente con las preocupaciones del candidato a Gobernador Mathesson y, un reportaje periodístico en 2018, no “se oye padre” dentro de los “caciques chumangos” al decir de D. Gloria Vilicic en su columna del jueves en LPA respecto otro tema (me gustó esa columna). Ni en las sucesivas Intendencias, ni en la mayoría de los CORE, ni en varios Alcaldes ni en dirigentes políticos ni sociales, hemos visto un análisis crítico de la gestión de la UMAG, por lo menos desde la Rectoría Fajardo a la fecha. Caja pagadora política de izquierda, zona de control de una senadora y un diputado, área de influencia “fallida” de una corriente filosófica o, zona de una religión en particular, son comentarios que con frecuencia se escuchan. Pero no tenemos, ni internamente ni externamente, un activo ni fructífero análisis de porque la UMAG “marca el paso” y no se ha transformado en la verdadera palanca del desarrollo magallánico, como lo fue la UACH en Valdivia, la UFRO en Temuco o la UTAL en Talca.
Ahí me encuentro con mi lado “mal pensado” y me comienzan a calzar la carta con la realidad.
Donde sí la UMAG ha tenido aportes SUSTANCIOSOS en lo económico, lo ha sido desde los fondos regionales, por ejemplo CADI es lo más reciente. Entonces, pregunto legítimamente: ¿El Rector está “defendiendo” la asignación política futura de los fondos pensando en un supuesto triunfo de Flies, más que en preocuparse seriamente, no solo con el poder contar con fuentes de financiamiento, sino gestionar la casa de estudios superiores adecuadamente?.
Me habría gustado que en la misiva en cuestión, hubiese transparentado las motivaciones, pero POR SOBRE TODO, se hubiese comprometido a un mejoramiento SUSTANCIAL en los procesos de gestión académica y administrativa de la Universidad de Magallanes, nuestra universidad regional.
Tarea para la casa, para el Rector Oyarzo y su equipo directo.
Un abrazo