“Esto es una crónica de una muerte anunciada”, comenta Jorge Lagno, dueño de Lagno Impresos.
¿La razón?
Este mes comenzó a ser obligatorio el uso de la boleta electrónica, es decir, las personas ya no necesitarán realizarlas de forma impresa, lo que provoca que el negocio de las imprentas pierda su principal clientela.
Un ambiente de incertidumbre es lo que viven Jorge y el resto de sus colegas con esta nueva realidad.
“Esta stuación nos ha afectado bastante, porque primero fue con el tema de las facturas, hubo una merma importante. Ahora con la boleta habrá otra baja importante, porque los almacenes eran los únicos que la ocupaban y ya se ha notado la baja de ingresos”, confiesa Lagno.
Nicolás Mansilla, ha trabajado toda su vida en Imprenta Latina.
“Vamos a perder un 40 por ciento de ventas. Con todo esto, se va a notar mucho el bajón”, admite Mansilla.
Sin embargo, es realista y admite que ya hay que comenzar a mirar hacia el futuro.
“Este negocio ha ido evolucionando bastante y la imprenta tienen muchas ramas, ahora está más en el diseño gráfico y en el área de publicidad. Hay que buscar una reinversión y otra arista que tiene la imprenta para poder palear lo que vamos a perder con las boletas. El cambio hay que hacerlo pronto, pero implica un costo y no es barato”, explica él.
Lagno también explica como podrán seguir con su negocio.
“Ahora con el tema de la digitalización de la parte grafica hay que apuntar a otro tipo de clientela, como la parte de la publicidad. Y hay muchas empresas que ocupan formularios internos y por ahí podemos salvar. Yo tengo fe que podemos seguir unos años más. Tal vez en el futuro tenga que apuntar a otra clientela y utilizar esas máquinas nuevas para el tema digital. El tema es que éstas son muy caras y todo esto requiere una inversión alta”, dice.
Mansilla también es un poco optimista. “Todavía
nos quedan las empresas que realizan sus formularios internos y por ese
lado vamos a tner que apuntar ahora que ya no tenemos las boleta”,
concluye.