Podríamos decir que el resto de Chile vive su peor momento en medio de la pandemia del coronavirus y nadie lo podría negar, porque las cifras avalan este oscuro presente. Es una pena, a todos nos genera angustia, estrés y una profunda desesperanza por no saber qué va a pasar. Y en Magallanes estamos viviendo un periodo de desconfinamiento que abre esperanzas. Pero no podemos olvidar que en los peores momentos fuimos testigos directos de los encuentros y desencuentros de nuestras máximas autoridades, con escasa mea culpa de parte de algunos y con una notoria descoordinación. Por eso no hay que volver a cometer los mismos errores. Se pierde tiempo buscando culpables, cuando cada uno de nosotros debiera asumir sus propias responsabilidades; pero no, no somos capaces de darnos cuenta de que estamos afrontando algo demasiado peligroso, que además de enfermar y matar gente está dejando a muchos sin empleo, con un presente complicado y sin un futuro esplendor. Durante septiembre y octubre del año pasado nos vimos enfrentados a las cifras más altas de contagios, y pese a ello seguimos cometiendo graves faltas a las normas sanitarias. Hoy estamos mejor que el resto del país. En Santiago volvieron a incrementarse las cifras de fallecidos. Sabemos que muchos anhelan volver a ejercer algunos trabajos porque requieren urgentemente inyectar de recursos económicos a sus hogares, pero habrá que tener una responsabilidad aun mayor a la que tuvimos a fines del año pasado. Los números se están incrementando en otras zonas del país, por lo que habría que tener claridad de cómo se realizarán ciertos desplazamientos entre diversas regiones y a qué se expone cada una de las personas que se traslade. Son temáticas que aún nos siguen llenando de angustia y desesperanza, porque esta pandemia del coronavirus ha tenido muchas idas y vueltas que nos atormentan.