Los resultados de la primera vuelta presidencial dieron la victoria al candidato conservador José Antonio Kast, seguido por el candidato social comunista Gabriel Boric. Proyectos contrarios: el primero apostando por el orden, seguridad, reducción del Estado y medidas pro mercado e inversión, mientras que el segundo apuesta por agrandar el poder estatal, e iniciar reformas estructurales de carácter socialista, comprometiendo mayor gasto público, en línea con las propuestas refundacionales de la izquierda dentro de la convención constitucional.
Desde el 18 de octubre del 2019, Chile vive una revolución posmoderna promovida tanto por la izquierda institucional como no institucional, y también por el anarquismo insurreccional, que dejó como consecuencias devastadoras miles de empresas y emprendimientos dañados o totalmente destruidos, propiedad privada quemada, monumentos y espacios públicos desbaratados, y que se agudiza con el espíritu refundacional de ciertos sectores dentro de la convención constitucional.
El Chile que ha demostrado progreso, desarrollo humano, avances significativos en salud, educación, calidad y bienestar de vida, prestaciones públicas, agua potable, alimentación y estándares de calidad de vida muy superiores a los de sus vecinos, e incluso sus costumbres, símbolos y la misma tradición republicana, se han enfrentado al delirio constituyente que amenaza la democracia liberal chilena con pretensiones totalitarias: por ejemplo el incumplimiento de las normas constitucionales, deliberados tratos y “reglas” para coartar la libertad de expresión o el famoso “negacionismo”, entre otras. El mismo Jaime Bassa, vicepresidente de la Convención, hace guiños poniéndose a disposición del Sr. Boric manifestando su respaldo.
Ambos procesos van de la mano. La construcción del “Otro Modelo” en Chile está en marcha, la destrucción de la sociedad de mercado, sus pilares económicos, sus garantías constitucionales y su seriedad institucional y republicana. Sin embargo, algo extraño ocurrió en las elecciones presidenciales versus la aplastante victoria del plebiscito del 2020, y fue la victoria del candidato conservador que contradice en cierta manera el camino revolucionario y violento gestado desde 2019 ¿Será que los chilenos quieren acabar con el espíritu refundacional de la extrema izquierda o solamente están cansados de la violencia, terrorismo y los saqueos? ¿O solo quieren recuperar la estabilidad de su país? La actualidad es muy líquida, pero podemos indicar que, a pesar del avance de las ideas colectivistas y del espíritu refundacional que ha permeado el país, aún hay personas que valoran su libertad, el progreso y la estabilidad de las últimas décadas, permitiendo que miles de personas puedan emprender, acceder a una mejor educación o escoger sus proyectos de vida con un bienestar como nunca se había presenciado en Chile.
Recuérdese usted que, aquellos que nos criamos almorzando muchas veces papas con color y panitas, hoy hemos visto el progreso material adentro de nuestras mismas familias. Innegable es que hay mucho por mejorar, y con muchas personas aún en la pobreza. Pero para serle sincero, el neo comunismo que propone el Sr. Boric y asociado a ideas comparadas que empobrecen, es un riesgo. Los países exitosos optan por la libertad, seguridad y estabilidad. Por tanto, en segunda vuelta tendremos una disputa entre neo comunismo o libertad, dos modelos contrapuestos, uno que propone refundar Chile, de la mano con la convención, y el otro que buscará garantizar los pilares de una sociedad libre, reconociendo los avances de nuestro país, y con miras a recuperar el progreso del pueblo chileno. Usted decidirá, en libertad.