Y se acabó el 2021! Cada uno hará su propio balance sobre si habrá sido un año bueno o malo; dependerá de tantas cosas personales que no es posible hacer un juicio justo ni objetivo. Sí será un año para recordar, puesto que siempre la vida nos va dejando lecciones sobre las que construimos nuestro devenir, eso es lo que nos debiese distinguir de los animales: somos capaces de aquilatar y racionalizar la experiencia, para crecer como individuos y como sociedad.

La perspectiva del tiempo nos dirá si valió la pena pasar meses encerrados, la destrucción de cientos o miles de emprendimientos, un gasto fiscal enorme y la resignación de nuestras más básicas libertades. Este 2021 fue, aún más que el 2020, un año en que el miedo se transformó en regente de nuestro vivir. Pero tenemos la memoria frágil – tal vez por suerte – y tras algunos meses de “normalidad” terminamos olvidando los meses de cuarentena y dando gracias al gobierno por permitirnos recuperar nuestra “nueva normalidad”.

Un nueva normalidad en que tenemos que cumplir con determinadas condiciones para obtener un permiso, un papel – o código QR, o un chip! – que nos de el derecho a hacer lo que antes podíamos hacer libremente. Peor aún , un permiso que debemos renovar periódicamente bajo pena de ser excluidos de la sociedad de los “libres” y quedar marcados como parias infecciosos; no muy distinto a ser un judío en la Alemania nazi, cuando se debía portar o un documento que certificase una ascendencia libre de sangre hebrea, o bien una estrella amarilla cocida en el pecho; y todo eso muy legal y apoyado por la mayoría.

No se trata acá de ser pro o contra vacunas, eso daría para un buen debate (todavía inexistente en los medios oficiales) sobre su efectividad o no; se trata de algo mucho más importante: de la resignación de la libertad individual al control del Estado; hoy podrá ser el estar o no vacunado (o súper vacunado); mañana va a ser si cumpliste o no con determinada cuota de consumo o determinados patrones de comportamiento; si aceptamos hoy que se nos trate como ganado, no nos quejemos mañana cuando tengamos un chip subcutáneo que permita hacer un seguimiento de todos nuestros actos. La tecnología ya está disponible y funciona muy bien el mascotas y animales de granja; queremos ser eso?

Por eso, no confundamos tener Libertad con tener permiso; la diferencia es sutil; pero es la base de una sociedad libre, la única que garantiza que los humanos desarrollemos toda nuestra capacidad y plenitud. No perdamos la esperanza, el 2022 tiene que ser un mejor año!