El doctor Eduardo Castro, de la Universidad Andrés Bello, pertenece al Programa Nacional de Ciencia Antártica (Procien) y durante el pasado verano junto a un equipo multidisciplinario fue parte de la expedición que organiza el Instituto Antártico Chileno (Inach) al continente blanco.
En ese viaje, Castro y sus colegas tomaron muestras de aire circulante sobre Antártica para comenzar a dilucidar el transporte de contaminantes y microbios, para así evaluar sus reservorios y posibles fuentes.
Investigación
Durante doce días, en la primera etapa, en la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión, a 1.000 km del polo sur, el equipo de investigadores tomó muestras de contaminantes orgánicos persistentes (COP) y microorganismos en el aire.
“Buscamos generar modelos estadísticos de impacto futuro de acuerdo con escenarios de cambio climático de diversa severidad para entender si el transporte microbiano y de contaminantes desde otros continentes a la Antártida aumentará o no. El origen de los microbios antárticos no se conoce bien, pero se sabe que la dispersión eólica es un factor clave”, menciona Castro.
El investigador de la UNAB explica que los sectores elegidos cuentan con características especiales; glaciar Unión, isla Robert (base Risopatrón) y la isla Doumer (base Yelcho).
“Nuestra idea es configurar estos tres sitios, más un punto control en Magallanes para entender cómo los microorganismos y los contaminantes organismos persistentes se mueven o no desde ese lugar hacia la Antártica”, explica.
Conclusiones
El científico comenta que saben que los microorganismos pueden vivir en distintos ambientes, pero no cómo llegan ahí. Tienen conocimiento de la existencia de rutas de contaminantes por animales (aves), humanos y otras pasivas como las corrientes marinas.
Castro señala que como equipo buscan entender las teleconexiones entre la Antártica y el resto del mundo a través de la lente del transporte de contaminantes y microbios.
“La novedad de nuestra propuesta radica en abordar el problema con una nueva combinación de conocimientos científicos, desde la biología molecular, pasando por la biogeoquímica, la ciencia del clima, la genómica, la botánica y la ecología microbiana”, apunta el científico.
El investigador de la UNAB, manifiesta “se han detectado en Antártica microbios migratorios con rasgos genéticamente codificados, como la resistencia a los metales, los antibióticos o la capacidad de utilizar contaminantes orgánicos como fuentes de carbono.
Aunque sabemos que los microbios pueden ser transportados por el viento y que los microbios antárticos exhiben rasgos a menudo asociados con áreas industriales, no se ha evaluado el impacto del transporte y la deposición potencial de microbios en el ecosistema terrestre”.
Respecto a los COP, Castro declara: “Se sabe que se encuentran en la atmósfera antártica y se depositan en el agua, la nieve y los suelos. Además, se cree que el origen de estos contaminantes es principalmente de largo alcance a través del transporte atmosférico, aunque se han documentado casos de contaminantes generados localmente”, dice.