El economista Juan Luis Oyarzo analizó ayer el impacto del aumento del sueldo mínimo a $400 mil, en un escenario marcado por las alzas constantes de precios.

Según recordó: “El sueldo mínimo nominal es un piso que permite definir a partir de ese punto, un nuevo equilibrio en el mercado laboral. De modo que, si bien es un dato importante, no representa la realidad de muchos trabajadores, primero porque existe un mercado informal y segundo porque la mediana de ingresos llega a $457.000. Este último dato es muy importante, ya que indica que el 50% de los trabajadores ocupados en Chile reciben menos de esos $457.000”.

Agregó que, de modo, un ajuste del sueldo mínimo no beneficia a todos los trabajadores, sino que afecta solamente a cerca de un 8% de éstos que reciben ese sueldo mínimo.

Para el resto de los trabajadores que ganan más que esa cifra, el ajuste de sus sueldos es bastante más lento. Como muchos trabajadores tienen un contrato formal realizado en pesos, no sufren ninguna variación en lo que va del año y su ajuste con el IPC podría ocurrir recién a final de este año.

Es con esto, que los trabajadores que reciben una remuneración mensual por sobre el sueldo mínimo han debido costear por sí mismos, los incrementos sostenidos de los precios (inflación) debido a la rigidez de sus salarios y recién a finales de este año podrían tener un nuevo proceso de negociación en sus rentas mensuales.

El Gobierno se comprometió que si la inflación es más de un 7% a fines de este 2022, el reajuste del sueldo mínimo será de $10.000 a partir del 1 de enero de 2023. “Ya en junio, llegamos a un 7,1%. El reajuste así será marginal y si continúan las alzas de los precios las familias seguirán viendo cómo su poder adquisitivo se sigue deteriorando”.