La discusión y la apuesta electoral de estos días han llegado a un nivel surrealista. Los árboles no dejan ver el bosque y, obvio, dificultan cualquier reflexión seria. De eso se trata, que las masas voten visceralmente guiadas por la emocionalidad, que antes las manipulaban las derechas, hoy claramente la manipulación es de izquierdas. Pero es cierto, el proyecto de nueva constitución es un fracaso: si las mismas fuerzas que quemaron medio Chile y destruyeron instituciones y edificios hoy ya pactan para seguir engañando al votante, reconociendo es mala pero “la van a arreglar si se aprueba”. La mona aunque se vista de seda mona queda. Pero aprueben, cualquier cosa con tal que aprueben y si han mentido ya tanto, ¿Cómo no pasar un engaño más? Después se dirá que no hubo acuerdo o algo así, pero el paso esencial se habrá dado. Miente, miente, que algo queda.
Esta campaña irreflexiva del suicidio, por darle algún nombre inteligible, es un conjunto de árboles -alegórico, ¿cierto?- que no deja ver el bosque. Después del 4 de septiembre no es que las cosas se pondrán malas, ¿en caso de cuál resultado? En ambos. Solo que en el caso del rechazo al menos quedara esperanza. No así en el apruebo. Ahí desaparecerán todos los “apellidos” o comparsas de cada campaña, especialmente del apruebo, que quedara al desnudo en todas sus monstruosidades conceptuales. Obviamente los entendidos que somos los muy menos, estamos al margen de estas campañas electoreras masivas lo que no significa que no tengamos muy claras los contenidos y consecuencias: solo quedara el apruebo puro y simple, duro, brutal.
Pero si gana el rechazo como se espera y por lo mismo se teme crecientemente la fragua de un fraude 3.0, la situación será compleja. Se teme una argentinización, que ya es casi, del proceso chileno. Con la diferencia que mientras Argentina es un país esencialmente rico hoy empobrecido, Chile es un país esencialmente pobre temporalmente enriquecido ya en claras vías de retroceso… Recuérdese que en 1973 éramos el segundo país más pobre de América Latina solo después de Haití… Ese es nuestro único “nexo” con ese país. ¿Eso quiere Ud. hoy?
Lo que nos sostenía en esos tiempos en esa miseria, como país, era la solidez de nuestras instituciones, un sentido del deber colectivo con la Patria , de la responsabilidad, del respeto y el valor de la cultura y la educación. Hoy casi todo eso, destruido. Por si Ud. no se ha dado cuenta, la economía chilena dejo de crecer realmente en 2013, ya son nueve años en que lo único que crece es la población, y ni siquiera de chilenos.
Esa situación post rechazo deberá abordarse y de inmediato. Pero los avestruces siguen escondiendo la cabeza. El gran problema de Chile nunca ha sido constitucional, sino de líderes, que no existen. Una clase política de vergüenza, causante de esta crisis utilizada por el globalismo.
Los que entendemos más, debemos asumir responsabilidades. Los del apruebo no llegaron hasta aquí para irse a la casa si pierden. Harán lo imposible para ganar, a la buena o a la mala, el 4 de septiembre o inmediatamente después, a cualquier costo. No nos distraigamos con un “merluzo” que solo nos recuerda nuestra miseria humana y decadencia moral cultural. Después de rechazar debemos normalizar el país, poner fin al caos, que un verdadero derecho humano es vivir en paz y seguridad , y eso nos niega el apruebo.