El fenómeno del cambio climático, corresponde a una de las crisis socio-ambientales globales más importantes que enfrenta hoy la humanidad, junto a la crisis de extinción de especies, probablemente la madre de todas las crisis. Y digo socio-ambiental porque éstas obedecen, no a una locura temporal del planeta, sino que son la consecuencia de nuestro propio patrón de producción y consumo, que nos ha puesto en esta encrucijada. En el fondo, la raíz de la crisis es socio-cultural, incrustada en creencias, ideas de progreso ilimitado y modelos de desarrollo.
Cada vez con mayor grado de certidumbre, los informes del panel intergubernamental de cambio climático de las Naciones Unidas han señalado la responsabilidad humana en el calentamiento global, apoyado por los datos de aumento de las temperaturas y la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, y una tendencia creciente a eventos climáticos extremos, que de no mediar modificaciones en los patrones de producción y consumo, continuarán siendo más frecuentes en el futuro, con desastrosas consecuencia para la humanidad.
En este escenario, destaca el rol que cumplen las áreas protegidas en la mitigación del cambio climático, al ser sumideros de carbono. En este sentido, la visión territorial de La Ruta de los Parques de la Patagonia es un pilar estratégico para Chile y un pulmón verde para el planeta. Con 2800 kilómetros de recorrido entre Puerto Montt y Cabo de Hornos, hoy cuenta con 17 parques nacionales, protegiendo 11,8 millones de hectáreas, que secuestran 6.608 millones de toneladas métricas de carbono, almacenando casi 3 veces más carbono por hectárea que la Amazonía. Además, posee un alto valor ecológico por el nivel de endemismo y biodiversidad de sus bosques templados lluviosos, subantárticos, humedales, campos de hielo y el sistema de fiordos más extenso del planeta.
En tiempos de crisis, es necesaria una visión de desarrollo que vaya de la mano de la naturaleza. Así, la Ruta de los Parques es una conservación de la Patagonia chilena que plantea equilibrar de forma armónica la protección de la naturaleza con el desarrollo económico de sus comunidades, a través del turismo como consecuencia de la conservación.