La situación económica del país continúa siendo uno de los temas que más preocupación generan. En efecto, un 90% de los chilenos -según la última encuesta Cadem- estima que nuestra economía está estancada o retrocediendo. Lamentablemente el mal momento de la economía no solo es una percepción, sino que es una realidad: este miércoles nos enteramos de que el Imacec -que mide cómo evoluciona la actividad económica- cayó en un 1,2% interanual en octubre. El segundo retroceso consecutivo.
Si al Imacec negativo sumamos las estimaciones de crecimiento del Banco Mundial -Chile se contraería en un 0,5% en 2023, mientras que el PIB de la región aumentaría en un 3%- y la caída en los salarios reales -los salarios han acumulado una variación negativa de 2,2% en lo que va del año- el escenario es desolador.
Por eso, importa saber que está haciendo la política para remediar este mal momento económico. En dicho contexto, vale la pena analizar el impacto que podrían tener dos de las reformas emblemáticas del Presidente Boric: la Reforma Tributaria y la Reforma de Pensiones.
Lamentablemente, las reformas legislativas no permitirán revertir la situación en el corto plazo. De hecho, es probable -como han advertido reputados académicos- que dificulten aún más el emprendimiento y afecten la inversión y el trabajo formal.
Primero, cabe señalar que la Reforma Tributaria -aunque se ha moderado en el Congreso- no tiene como fin incentivar el crecimiento económico. Por el contrario, lo que pretende es aumentar la recaudación fiscal (por ello la inclusión del impuesto a la riqueza y del tributo al diferimiento de los impuestos finales). Asimismo, debe considerarse que el emprender no solo se hará más oneroso, sino que también más complejo: de aprobarse la reforma propuesta, el sistema tributario se complejizaría en exceso y la certeza jurídica se vería afectada.
Segundo, es necesario señalar que la Reforma de Pensiones -de aprobarse tal como propone el Ejecutivo- afectaría gravemente al mercado laboral, ya que si el 6% de cotización adicional no va a las cuentas de capitalización individual sería posible afirmar que estaríamos en presencia de un verdadero impuesto al trabajo. Clapes UC, de hecho, estima que se podrían destruir hasta 150 mil empleos si se persevera en esta mala idea. Además del impacto al mercado laboral, hay que considerar que la propuesta actual tampoco contribuye a la profundidad de nuestro mercado de capitales (indispensable para tener tasas de crecimiento más altas). Pese a los problemas de la propuesta, es necesario que la política esté a la altura: se deben corregir los problemas del proyecto pues es urgente acordar una reforma previsional robusta y bien diseñada.
En definitiva, el Ejecutivo debe encarar este mal momento con decisión y adecuar sus proyectos a las circunstancias. Necesitamos con urgencia más inversión y crecimiento económico. Necesitamos, qué duda cabe, recuperar la senda del desarrollo.