¿Fue un año intenso para la iglesia?

“En realidad, todos los años son intensos: la programación, las actividades, a nivel de iglesia siempre tenemos mucho que hacer y lo hacemos con el mejor de los ánimos. Desde otro punto de vista, ha sido un año pastoral bueno: hemos ido trabajando nuestras orientaciones pastorales, las hemos ido bajando a las comunidades, quienes se han ido comprometiendo con ellas. Eso le ha ido dando vida y un horizonte hacia dónde caminar juntos. Hemos ido trabajando también el tema de la sinodalidad en nuestras comunidades parroquiales, las capillas, también las unidades pastorales. Eso nos ha ayudado a irnos involucrando, sintiéndonos parte de este quehacer pastoral y de la iglesia aquí en Magallanes. Hemos podido ver que el camino se ha ido haciendo juntos, con mucha participación de los laicos; con los sacerdotes animando a sus comunidades y desde la diócesis con el pastor siempre presente”.

- Durante el año, recuerdo haberle escuchado hablar, sobre todo antes de las elecciones de gobernadores y alcaldes, de la búsqueda del encuentro. De fondo estaba una idea de polarización que, a la luz de los resultados de las elecciones, pareciera no haber sido tal. ¿Qué ocurrió, se ‘despolarizó’ o hubo una lectura errada?

“En el mensaje del Te Deum puse el acento en lo de la violencia y para eso, había que trabajar en conjunto. El encuentro era invitando a hacer frente a una situación que se viene dando en la región y que aquí no somos ajenos a los problemas que vemos en el país. Nos preocupa y nos sigue preocupando la violencia. Para eso, el trabajo en conjunto es importante: todos tenemos que sentirnos importantes de cuidar a la gente, a la región y al país. Y para eso necesitamos estar unidos”.

- ¿Cuáles son los desafíos de la iglesia para el próximo año?

“El gran desafío de la Iglesia es evangelizar siempre. Nuestra gran tarea de todos los días es anunciar a Jesucristo como la luz del mundo, como el camino, la verdad y la vida. Ir  a visitar a la gente, acompañarlos en sus momentos difíciles, trabajar en ‘la iglesia de salida’ que nos pide el Papa, que nos falta mucho: ir a las periferias territoriales. Y llevar esta buena noticia, que es Jesucristo como motivo de alegría y esperanza”.

-Para los periurbanos en Punta Arenas ha sido un año duro, de muchas insistencias por servicios básicos. ¿Cómo llegarán a ellos?

“Tenemos comunidades presentes, hay laicos trabajando, también diáconos, sacerdotes. Nuestro desafío es seguirlos acompañando, con la escucha, con estar con ellos, para que no se sientan solos. Conocemos la realidad en Punta Arenas, en Natales, en Porvenir y Puerto Williams, y podemos dar fe de eso: que las periferias son las olvidadas. Son quienes siguen esperando de todo: son los que carecen del gas, de luz. Todos estamos llamados a poner un granito de arena para solucionar los problemas de la gente”.

- FIDE XII pareciera ser uno de esos espacios de ayuda, pero la situación económica ha sido tema. ¿Dan o no dan las cuentas?

“Siempre es bueno reconocer errores. Nosotros reconocemos que FIDE XII está viviendo una crisis que no la esperábamos, pero llegó, y la crisis es económica. Los números no dan y de eso tenemos que hacernos cargo y poder buscar la forma de poder recuperar a FIDE y poner nuevamente a la fundación en el lugar que siempre ha estado y que debe estar. Porque es una fundación que ha ayudado mucho a la región, ha sido pionera en muchos aspectos sociales y hasta hoy seguimos, en la medida de lo posible, ayudando y siendo colaboradores con el Estado. (Porque) los recursos que administramos son del Estado que llegan a la gente más pobre, a las periferias. Nos faltaron recursos, en algunos casos no pudimos llevar adelante la misión, pero los recursos están invertidos en la gente, están allí, se ocuparon en los distintos programas. Y siempre hemos dicho eso: que los recursos no alcanzaban”.

- Por un lado, hay un desafío de acompañar a los pobres, a la periferia, pero por otro lado hay una fundación ‘quebrada’. ¿En qué punto queda la iglesia? ¿No es solo una declaración de buenas intenciones?

“Tenemos claro que lo que se debe, se tiene que pagar. y vamos a hacer todo lo posible y buscar los medios para pagar lo que se debe. Eso es así, porque es justicia social. Ahí no nos equivocamos: podemos haber fallado, como puede haberlo hecho cualquier institución, pero de responder a lo que corresponde, lo vamos a hacer. Estamos trabajando para eso, vamos a sacar adelante a FIDE y vamos a responder lo que haya que responder. Pero siempre en la voluntad de colaborar con el Estado: en este caso, el Estado también tiene que cuidar a sus colaboradores y no castigarlos. Nosotros estamos haciendo posible llegar donde el Estado no llega. Si bien es cierto que ponen los recursos, cuando se trata de trabajar con las personas no es solo una cuestión de plata, sino también del cuidar a las personas”.

- ¿Qué deberían hacer quienes toman las decisiones en el debate previsional?

“Ponerse en el lugar del otro, de aquellos que se desgastaron por sacar adelante el país y hoy, con su avanzada edad y su estado de salud, están olvidados. Chile tiene una deuda con nuestros abuelitos. Hay que cuidar a los que nos cuidaron antes. Y eso se debe hacer de una manera digna y una forma es mejorar sus pensiones”.

- ¿Cree que se alcancen a mejorar las pensiones antes que termine el Gobierno?

“Ojalá que aquello que prometieron en campaña hoy lo cumplan. Los pobres no pueden seguir esperando”.