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En fiestas costumbristas

Perros compiten en destreza en arreo de ovejas en Magallanes

regional
04/01/2016 a las 20:35
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Están dotados de un instinto innato para el pastoreo y pueden alcanzar distancias de hasta de 50 kilómetros al día. “Hoy día, los instrumentos de financiamiento a la pequeña ganadería están orientadas al desarrollo de emprendimientos, muchos de agroturismo, donde el patrimonio cultural acapara la atención y la esquila o las competencia de perros ovejeros entusiasman a los visitantes”, precisó Víctor Vargas, director regional de INDAP.

Un viento suave recorre la estepa, extendida como una alfombra infinita.  En medio de esa soledad, el ovejero Nicolás Levill, 23 años, silba y su perro Caín, rodea veloz el piño de ovejas. Incluso las más rezagadas siguen hipnotizadas los ladridos.
La actividad es cotidiana, en un territorio con casi 3 millones de ovejas.  Pero cobra ribetes de espectáculo durante las fiestas costumbristas que se realizan en la región de Magallanes durante el período estival.  Sólo al Festival de la Esquila de Villa Tehuelches, ubicada a 100 kilómetros al norte de Punta Arenas, llegan más de 10 mil turistas que esperan la competencia de perros ovejeros.
Levill es el adiestrador más joven de Tierra del Fuego.  El año pasado participó por primera vez en una competencia, la de Cerro Primavera y ganó, corrió la misma suerte en Río Gallegos, Argentina.  En enero y febrero espera cosechar más triunfos.
“A las competencias llegan ovejeros de todos lados, con perros súper buenos. El animal es el que hace la pega, el compañero fiel en el campo, el puestero sin su perro no es nada, por eso yo los cuido, a mis perros los tengo con todas las vacunas al día y les doy un trato de amigo”, sentencia, rompiendo el mito de que al perro hay que castigarlo en el campo.
Todos los años los vecinos le llevan algún cachorro para que lo adiestre. “Lo hago de paleteada no más.  Es que me gusta.  Gracias a un crédito de INDAP he podido pagar el trabajo de la esquila para vender con tranquilidad la lana, cuando haya un buen precio.  Eso me ha ayudado mucho para poder dedicarme a preparar a Caín”, relata, mientras el Border collie, de casi un año, mantiene a raya a las ovejas.
Durante las competencias los perros deben hacer pasar a un piño de seis ovejas por un puente con una manga, luego encerrarlas, y nuevamente sacarlas para trasladarlas a otro corral.  El jurado mide el tiempo y limpieza de los movimientos.
Silbidos cortos y agudos son las únicas instrucciones que reciben los canes para ordenar y trasladar los piños de ovinos.
Para la veterinaria Isabel Mayorga, médico veterinario, las vacunas al día de los perros debieran ser requisitos en las competencias, a lo que suma cuidados de alimentación, revisión de patas y pastillas antiparasitarias.  “Una vez que se adiestra a un perro para trabajar de ovejero es una tarea de toda la vida y se genera un vínculo muy fuerte con su cuidador y eso se nota en las competencias”, señala.
Lorena Araya, directora regional de Sernatur, explica que los canes han ayudado a impulsar a la región con un valor cultural extra.   “Hoy día la promoción de Magallanes como destino experiencial único no sólo es posible por la belleza del paisaje, sino que por la variada oferta cultural que existe.  El trabajo de los perros ovejeros está presente en el corazón productivo de la zona, en los emprendimientos agro turísticos y en las fiestas costumbristas que despiertan el interés de los visitantes”, explicó.
La opinión la comparte el director de INDAP, Víctor Vargas.  “Hoy día, los instrumentos de financiamiento a la pequeña ganadería están orientadas al desarrollo de emprendimientos, muchos de agroturismo, donde el patrimonio cultural acapara la atención y la esquila o las competencia de perros ovejeros entusiasman a los visitantes”, indicó.  
Caín, Chubasco, Corbata, Criollo, Tobi, Amigo, Listo, Cadillo son algunos de los nombres que se repiten entre los perros ovejeros que habitan en la Patagonia chilena.  Varios tienen aspecto fiero, pero todos son dóciles, obedientes e imprescindibles en las tareas ganaderas.  En medio de la lenga, el coigüe, el ñirre y la tundra austral, acostumbran a comer una vez al día y casi no beben agua cuando trabajan, para nunca separarse del rebaño.  
Los perros poseen gran resistencia física, pueden recorrer 50 kilómetros al día, y tienen un instinto innato para el pastoreo.

El perro ovejero ha sido en los últimos cien años el motor de la ganadería y su figura ha sido inmortalizada en los poemas de José Grimaldi y en el Monumento al Ovejero, ubicado en Avenida Bulnes, en la ciudad de Punta Arenas.

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