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Ex Presidente de la República y actual candidato presidencial del PPD:

Ricardo Lagos Escobar: “Si no hay acuerdo, es inevitable que los candidatos vayan a la primera vuelta”

cronica
06/03/2017 a las 10:30
Gerardo Perez
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El ex Mandatario (2000–2006) plantea con entusiasmo las ideas que propone implementar si es elegido para un nuevo periodo. Los años parecen no haber hecho mella en él y mantiene intacta su mirada de estadista, tantas veces destacada por sus partidarios y detractores.

El día que cumplió 79 años -2 de marzo- el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, actual candidato presidencial del PPD, conversó con Diario El Pingüino acerca de los pilares que sostienen las propuestas con que espera encantar a los chilenos y convencerlos de que sus ideas merecen, al menos, ser escuchadas. Está optimista, aunque sabe que no es fácil ganar la carrera, sobre todo porque “las confianzas se perdieron y la ciudadanía siente que nadie la protege ante los abusos del poderoso”. Pero también porque existe “una tremenda situación de desconfianza hacia la clase política en general”.
Lagos, el del dedo acusador a Augusto Pinochet en 1987, se emociona cuando recuerda el origen de su relación con Magallanes y de todos aquellos que lo acogieron en tiempos difíciles. Y aunque dice que le gustaría que las ideas vinieran de quienes viven en la región, expone aquí algunos temas que estima son fundamentales para el desarrollo regional.
Hoy está articulando su campaña y anunció que ya refichó por el PPD, aunque insistió que mantendrá su militancia socialista.         
-¿Cómo va la campaña?
“La campaña está tomando el ritmo que corresponde, como alguien dijo, se apareció marzo, pero lo importante son dos cosas; primero, que a partir de tantos diálogos que he tenido en estos seis meses, hay un conjunto de ideas que se han ido afinando para hacer frente a lo que es un nuevo desafío para el periodo que viene y cuáles son los elementos matrices que tienen que informar lo que sería un programa de gobierno. Es cierto, uno puede tener una mirada larga, pero esa mirada larga, que va más allá de un periodo de gobierno, tiene que tener claridad después en cuáles son los temas que se deben abordar en lo inmediato. En ese sentido, creo que algo se ha esbozado cuando acepté la candidatura y me proclamó el Partido Por la Democracia (PPD), también a través de las redes sociales. En este inicio de marzo habrá un despliegue territorial, a lo largo de todas las regiones, para a partir de estas protoideas comenzar a construir lo que nos interesa, que es cuáles debieran ser los puntos centrales para un próximo periodo presidencial en Chile”.   
- ¿Cuáles son los pilares de su propuesta presidencial?
“El pilar fundamental tiene que ver, primero, con un conjunto de medidas para evitar los abusos. La ciudadanía se siente con un Estado y una institucionalidad que no los protege lo suficiente y, por lo tanto, ahí tenemos un primer elemento central de en qué medida el Estado crea instituciones de protección ante los abusos del poderoso. El segundo tema tiene que ver con cómo somos capaces de volver a crecer. Chile no puede ser ahora un país que está en los niveles más bajos de crecimiento en América Latina, no puede ser un país donde las agencias clasificadoras de riesgo están mirando con cuidado la evolución de nuestra economía y los datos que hay para este año hablan de un país con un crecimiento demasiado débil. Se puede discutir de muchas medidas, de muchas políticas, pero en definitiva todo ello requiere de un cierto nivel de crecimiento mínimo. El tercero tiene que ver con cómo introducimos más seguridad ciudadana, el aumento de la droga, de la delincuencia, la puerta giratoria, y junto con eso, las otras inseguridades que tiene el chileno; ¿voy a tener una pensión digna? ¿Cómo voy a afrontar la vejez? La inseguridad producto del temor a que debo enfrentar el problema de la salud y no tengo cómo. Y el último tema, cómo avanzo hacia un país con mayores igualdades en tantos campos donde hoy día no las hay. Creo que estos cuatro temas ordenan un poco lo que debieran ser los ejes de cualquier programa futuro. Nos hacemos cargo de la tremenda situación de desconfianza que hay hacia la clase política en general”.       
- ¿Cómo definiría usted su relación con la Nueva Mayoría?
“Es la relación propia de alguien que cree en el entendimiento de dos grandes vertientes: un centro, normalmente inspirado en los valores del humanismo cristiano; una izquierda, muchas veces inspirada en los valores de un humanismo laico. Ambos humanismos ponen en el centro de nuestra preocupación la dignidad de la persona humana. Estamos en actividades públicas, en la política, porque creemos que en tanto ciudadanos, todos somos iguales. En tanto seres humanos, todos somos iguales en dignidad y, por lo tanto, en una democracia tenemos que hacer esto carne de los valores que queremos introducir. Me defino como aquellos que han creído que el entendimiento entre el centro y la izquierda, esta coalición que se formó en tiempos de la dictadura y cuya primera victoria fue el triunfo del plebiscito, es lo que le ha dado estabilidad a Chile. Por eso me parece tan importante que cuando señalé hace seis meses que si mi nombre sirve para alcanzar la unidad y mantener este entendimiento básico, pues está disponible. Si no, bueno, hemos hecho un esfuerzo, pero me parece que lo esencial es que cualquiera que sea el desenlace, esta unidad se mantenga entre el mundo socialista – progresista y el de centro - centro izquierda, del progresismo social cristiano”.     
- ¿Cuál es su opinión de este gobierno? ¿Cómo lo ha hecho? ¿Qué le faltó?
“Es muy fácil hacer críticas de lo que ha pasado, todos somos un poquito generales después de una batalla. Haber sido capaz de comunicar y ejecutar mejor determinadas reformas, porque que había que hacer una reforma tributaria, nadie lo dudaba; que hay que hacer una reforma educacional, nadie lo duda; que hay que agilizar el tema de la infraestructura hospitalaria, qué duda cabe. Pero por distintas razones ha habido tal vez una incapacidad para comunicar mejor el sentido más profundo de muchas de estas tareas. Eso explica también las dificultades actuales que hay y es muy importante, creo que todos los chilenos lo desean, que en este último año de gobierno se puedan llevar por buen camino parte de estas reformas y que tengan una buena aceptación por parte de la ciudadanía. En definitiva, los esfuerzos que se hacen son para tener un país mejor”.
- ¿Cómo se han hecho las reformas? ¿Cómo calificaría los procesos?
“Es un tema a debatir, porque son reformas muy complejas. Me tocó enfrentar a mí toda la reforma a la salud a través del Auge, pero la primera de las reformas en materia de Auge no tenía que ver con el Auge, tenía que ver con aumentar la capacidad resolutiva de los centros de atención primaria y para eso mi propuesta era aumentar de un 12 por ciento del presupuesto de salud para los centros de atención primaria, a un 30 por ciento cuando terminara mi gobierno. Esta promesa se cumplió. Terminamos con un 30 por ciento en atención primaria, porque es allí donde se hace la prevención. Cuando se tiene que derivar a alguien al hospital, es porque falló la prevención. Desde ese punto de vista, es tan importante decir cuál es el objetivo básico y siempre pensé que en materia educacional, por ejemplo en educación básica y media, se iba a partir diciendo que queremos privilegiar y mejorar sustancialmente la calidad de la educación pública en escuelas y liceos. Bueno, se partió de otra forma y creo que se debía haber puesto el énfasis en mejorar la calidad de la educación pública, que es la esencia de un estado democrático de derecho”.      
-¿Es éste un gobierno refundacional?
“No, yo soy más bien de los que creen que se construye sobre los hombros del que estaba antes. En el fondo hay una gradualidad siempre. A mí me tocó implementar la Reforma Procesal Penal, que debe haber sido el cambio más grande que ha tenido lugar en la judicatura en Chile. Pero esa reforma se hizo en el gobierno del Presidente Frei y de su ministra de Justicia, Soledad Alvear. Yo tuve que implementarla y se decidió hacerlo, porque así lo decía la ley, por regiones. Partimos por la Cuarta y Novena, Coquimbo y La Araucanía, y después fuimos avanzando sucesivamente. Al final terminamos en la Región Metropolitana, que por su tamaño era la más compleja y difícil. Más que refundacional es otra cosa, los presidentes creemos que la historia comienza cuando nos eligieron, porque todos llegamos con espléndidas ideas, pero la realidad es que se construye sobre los hombros de lo que hicieron otros”.
- La ciudadanía se alejó de la política. A su entender, ¿a qué se debe? ¿Cómo reencantar nuevamente al ciudadano común?
“Las nuevas demandas ciudadanas, producto precisamente de los avances que ha habido, no estaban siendo consideradas. Cuando se tiene al 40 por ciento de la población viviendo bajo pobreza, el problema es cómo se la saca de ahí. Si hoy día hay un 11 por ciento bajo esa línea, todavía quedan muchos pobres en Chile. Pero ese 29 por ciento que dejó atrás la pobreza tiene otras demandas, otras exigencias, por lo tanto, se debe cambiar de agenda. Las confianzas se perdieron porque la ciudadanía siente que nadie la protege ante los abusos del poderoso. La relación dinero y política y los escándalos de corrupción, han puesto en tela de juicio a todos los que hemos tenido una participación en actividades públicas. Política y negocios tienen que separarse totalmente y con absoluta transparencia. Las medidas para que un ciudadano se sienta protegido tienen que ser claras y efectivas. Hay que enfrentar también la colusión de los poderosos. De mi parte existe un compromiso claro, sé cómo abordarlo, sé cómo hacerlo”.   
- ¿Es una buena idea la de la DC de llegar a primera vuelta con su candidata presidencial, Carolina Goic, y saltarse las primarias?
“Ella planteó con mucha claridad que para ir a primarias debiera haber un programa común y yo considero que es absolutamente correcto ese planteamiento. Por eso es tan importante discutir las ideas que debe contener ese programa. Ahora, el tiempo apremia, porque hay que inscribir candidatos para la primaria el 2 de mayo, es decir, quedan prácticamente dos meses para este debate. Por eso es tan importante poner ideas pronto, para que el debate pueda acelerarse, porque si no hay acuerdo en ciertas ideas centrales, es inevitable que los candidatos vayan directo a la primera vuelta”.
- ¿Cuál es su opinión del impasse de Mariana Aylwin con el gobierno cubano?
“Mi opinión es lo que expresé en un twitter, mi solidaridad y aprecio por una medida, a mi juicio, errada de impedirle la entrada a un país donde se quería rendir un homenaje, entre otros, a su padre, Patricio Aylwin, por el rol que jugó en restablecer la democracia en Chile. Ahora, era una actividad que no sólo involucraba a Mariana Aylwin, también se le quería hacer un reconocimiento al secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro. Estaba también invitado Felipe Calderón, que fue presidente de México. Es decir, había una actividad que hacía una fundación en La Habana y Mariana había aceptado la invitación. Entiendo que el gobierno cubano puede decir no, pero me pareció en ese momento que lo que había que hacer era solidarizar con Mariana Aylwin y así se lo expresé”.    
-¿Cómo ve usted los liderazgos emergentes de la izquierda (Gabriel Boric, Giorgio Jackson, Carol Cariola, Camila Vallejos, Alberto Mayol)?
“Obedece al desarrollo normal de la actividad política de un país. Es una nueva generación de líderes, cada generación construye su propia ética y habla de la puesta al día de la actividad pública, con la radicalidad que corresponde a personas más jóvenes, que son más afirmativos en sus planteamientos. Todos lo hemos sido en algún momento”.
-¿Cómo está su relación con la Presidenta Bachelet?
“Es una relación de amigos, normal. La conocí en tanto fue mi colaboradora como ministra de Salud y después de Defensa, y las relaciones que allí se crean son muy importantes. Se han mantenido cuando ella fue Presidenta la primera vez, luego coincidimos en algunas actividades en Naciones Unidas y ahora tenemos una relación bastante fluida cuando asumió por segunda vez”.
-¿La Presidenta lo llama a usted? ¿Le pide consejos?
“No son cosas para comentarlas en una entrevista, precisamente porque tenemos una relación de respeto mutuo. Ahora, a veces esas reuniones son públicas, también con otros ex presidentes, hemos estado un par de veces en esas condiciones y ella se ha encargado de indicar los temas, pero en general es ella, como Presidenta, quien toma la iniciativa si quiere hablar con uno. Efectivamente algunas veces lo hace”.
-¿Es el Partido Comunista un factor de quiebre dentro de la Nueva Mayoría?
“Creo que no, no debiera serlo. Es importante entender también cuáles son los puntos centrales y tener claridad, porque son todos partidos distintos, sobre cuáles son las líneas rojas que tiene cada partido, de manera de no pisarlas. Esto es fácil de decir en una entrevista, es más difícil a veces concretarlo. Como alguien dijera alguna vez, tratemos de ponernos de acuerdo en aquellos temas en los cuales concordamos y hagamos de ello el centro de nuestra preocupación. Si hay ámbitos en los cuales no hay acuerdo, veamos cuál es la consecuencia de no estar en esas áreas. Aquí también es importante entender que hay prioridades, no se puede desarrollar todo al mismo tiempo. Por lo tanto, lo crucial es qué pasa cuando aquellas cosas que hay que enfrentar estamos obligados a hacerlo, porque no admiten demora, pero si hay otras que pueden esperar un tiempo, espléndido”.
-¿Cuál o cuáles, por ejemplo?
“Inmediatamente producido el triunfo del plebiscito, hace ya muchos años de esto, un integrante de la Conferencia Episcopal me llamó, con algunos hablábamos muy distendidamente, y de repente me dijo: ‘dígame, el primer gobierno democrático va a impulsar la ley de divorcio’. Yo no lo había pensado, la verdad, y le respondí: ‘mire, vamos a tener tantas cosas que no creo que la ley de divorcio esté en primer lugar. Efectivamente, le dije algo obvio, si nos poníamos a discutir esa ley quizás qué iba a pasar. No se trató nunca la ley de divorcio, porque había cosas mucho más importantes que abordar, por ejemplo, el lío con las Fuerzas Armadas. Mucho tiempo después me llaman nuevamente y me preguntan, les respondí: ‘ha pasado mucho tiempo, ahora hay que tratar la ley de divorcio’. ¿Me explico? Eso es, verdad, ahora también yo me daba cuenta de que el país había avanzado, eran otras realidades. Más que de la voluntad del partido A o B, es de la ciudadanía abordar ciertos temas. Yo he definido que gobernar es correr las fronteras de lo que es posible. Cosas que hoy no se pueden porque el país no está maduro, mañana se van a poder. Cosas que no se pueden hacer porque hoy no hay plata, mañana sí, porque vamos a crecer y tener más recursos. Lo que se puede hacer en un país con ocho mil dólares por habitante, no tiene nada que ver con un país con veinte mil dólares. Esto es igual que una familia, si se tienen quinientos mil pesos al mes, está claro lo que se puede hacer. Cuando pasa a ganar un millón doscientos mil, intuyo que va a poder hacer muchas más cosas. Entonces, cuando me preguntan, ¿por qué no lo hizo cuando usted era Presidente? Porque no estaba maduro o porque no había plata. No es para sacarme los balazos, porque uno tiene muchos errores cuando es Presidente. También hay que ponerse en el contexto de ese momento, de cuáles eran sus grados de libertad. Por eso, a veces, gobernar es cómo somos capaces de correr los límites de lo que es posible hacer”.
-¿Cuál es su relación con Magallanes?
“Ay, me pone en una situación difícil. Es esa sensación de cuando uno es niño, de una tierra que no está seguro que va a alcanzar a conocer por lo lejos que queda, entonces la empieza a soñar; cómo ha sido el Estrecho de Magallanes; cómo fue el cruce de Magallanes por el Estrecho; por qué se llama Tierra del Fuego. Y se va haciendo así hasta que uno llega a Magallanes. Yo llegué en dictadura y comencé a hacer una relación distinta, encontré a un obispo que me acogió y para una persona laica como uno, empiezo a descubrir allí, en Magallanes, que también hay calor en torno a una Iglesia. Junto con eso hay una semilla que sembró y que todavía está viva. Recuerdo a aquellos socialistas de la época, que me abrieron sus puertas cuando era tan difícil. Así fui conociendo la región, lo que significa, sus especificidades, que es la puerta de entrada a la Antártica, a ese territorio mágico que hay allí. Uno va aprendiendo desde el descubrimiento del petróleo en 1945, que despertó en su momento tantas ilusiones. Un poco más allá las Torres del Paine, lo que han sido y lo que son hoy día. Aquella carretera inusual que había, el camino que primero era pura tierra, pero que después se hace y se pavimenta un solo lado de la calzada. Yo encontraba que si  a uno se lo contaban, no lo creía, porque cómo se va a pavimentar sólo la mitad del camino. Después tuve el privilegio de ser ministro de Obras Públicas, de Educación, y en ambas carteras se recorre todo Chile. Pero antes estuve en Punta Arenas para la gesta del No y compartí con los amigos de Magallanes. De tal manera que así se comienza a gestar una relación de afecto y cariño”.
-¿Qué ideas propone para desarrollar esta región?
“Me gustaría que las ideas vinieran de aquellos que viven en la región. Ustedes tienen una masa crítica, una calidad de recursos humanos, con opiniones políticas muy diversas, pero donde el sentimiento regional, tal vez por la forma como se va constituyendo ese grupo humano, por la lejanía, hay una sensación de que son algo particular dentro de Chile. Un socialista va a decir que el Partido Socialista de Magallanes se fundó allá por 1913, ‘mucho antes que a ustedes se les ocurriera hacer un Partido Socialista en Santiago el año 1933’. Por lo tanto, cuando se fundó el 33, los magallánicos exigieron un trato especial, que era designar sus candidatos. Dicho esto, hay un conjunto de tareas que tienen que ver con su conectividad con Argentina, también un desafío con Puerto Williams y Ushuaia al frente, cómo garantizamos Punta Arenas puerta de entrada al continente antártico. Se compite de muchas formas en el mundo. El que la base antártica del Ejército de Chile estableciera la posibilidad de tener visitantes durante el invierno en operaciones científicas, porque había espacio para catorce en ese momento, no sé cuántos hoy, es una forma de tener presencia y hacer soberanía. Asimismo, una política energética para Magallanes y la generación eólica. Del punto de vista económico, el turismo es fundamental. En el mundo del futuro, los cruceros van a seguir existiendo y los avances que hemos tenido han sido muy importantes en ese contexto. Ahora, cómo cuidamos el medio ambiente, qué nos está pasando con las microalgas que matan a 170 mil salmones, qué es lo que hacemos con Sernapesca en Magallanes en ese sentido. Son temas que hay que atender con preocupación. Tenemos que cuidar un activo, por así decirlo. Toda esa demanda regional de poder dotarla de un centro de reciclaje, me parece también importante y significativa”.    
-En las elecciones municipales, la Nueva Mayoría se dividió en Punta Arenas, por un lado el PPD (Boccazzi) y en el otro la Nueva Mayoría (Lobos). ¿Es posible que se repita ese escenario en las presidenciales?
“No, por ningún motivo, me parecería absurdo. Por desgracia, lo que ocurrió en Magallanes, no sólo sucedió ahí. Yo sé, mal de muchos, consuelo de tontos. Creo que no hubo claridad en aceptar las primarias como una forma de resolver los conflictos cuando las direcciones no se ponen de acuerdo. A veces es bueno escuchar a la ciudadanía”. 
-¿Cree posible que el empresariado lo apoye nuevamente?
“Yo nunca busco el apoyo de determinados sectores, uno es Presidente de todos los chilenos y gobierna pensando en el interés superior del país”.
-Don Ricardo, ¿por qué la gente parece haberse olvidado de usted?
“No sé si se han olvidado, porque a veces me pican mucho las orejas (ríe). Hay que tomar las cosas con filosofía, lo entiendo más bien como un desafío. Yo creo en un determinado proyecto de país, creo entender lo que está de por medio y cuáles son las prioridades. Quiero a Chile, tuve todos los honores a los que uno puede aspirar y sé que eso es transitorio. Si me he embarcado en esto, es porque quiero preservar la coalición. Si otros nombres pueden encabezar mejor que yo, pues bienvenidos sean. Ese entendimiento es fundamental para el futuro de Chile”.

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