El día que cumplió 79 años -2 de marzo- el ex Presidente Ricardo Lagos
Escobar, actual candidato presidencial del PPD, conversó con Diario El
Pingüino acerca de los pilares que sostienen las propuestas con que
espera encantar a los chilenos y convencerlos de que sus ideas merecen,
al menos, ser escuchadas. Está optimista, aunque sabe que no es fácil
ganar la carrera, sobre todo porque “las confianzas se perdieron y la
ciudadanía siente que nadie la protege ante los abusos del poderoso”.
Pero también porque existe “una tremenda situación de desconfianza hacia
la clase política en general”.
Lagos, el del dedo acusador a Augusto
Pinochet en 1987, se emociona cuando recuerda el origen de su relación
con Magallanes y de todos aquellos que lo acogieron en tiempos
difíciles. Y aunque dice que le gustaría que las ideas vinieran de
quienes viven en la región, expone aquí algunos temas que estima son
fundamentales para el desarrollo regional.
Hoy está articulando su
campaña y anunció que ya refichó por el PPD, aunque insistió que
mantendrá su militancia socialista.
-¿Cómo va la campaña?
“La
campaña está tomando el ritmo que corresponde, como alguien dijo, se
apareció marzo, pero lo importante son dos cosas; primero, que a partir
de tantos diálogos que he tenido en estos seis meses, hay un conjunto de
ideas que se han ido afinando para hacer frente a lo que es un nuevo
desafío para el periodo que viene y cuáles son los elementos matrices
que tienen que informar lo que sería un programa de gobierno. Es cierto,
uno puede tener una mirada larga, pero esa mirada larga, que va más
allá de un periodo de gobierno, tiene que tener claridad después en
cuáles son los temas que se deben abordar en lo inmediato. En ese
sentido, creo que algo se ha esbozado cuando acepté la candidatura y me
proclamó el Partido Por la Democracia (PPD), también a través de las
redes sociales. En este inicio de marzo habrá un despliegue territorial,
a lo largo de todas las regiones, para a partir de estas protoideas
comenzar a construir lo que nos interesa, que es cuáles debieran ser los
puntos centrales para un próximo periodo presidencial en Chile”.
- ¿Cuáles son los pilares de su propuesta presidencial?
“El
pilar fundamental tiene que ver, primero, con un conjunto de medidas
para evitar los abusos. La ciudadanía se siente con un Estado y una
institucionalidad que no los protege lo suficiente y, por lo tanto, ahí
tenemos un primer elemento central de en qué medida el Estado crea
instituciones de protección ante los abusos del poderoso. El segundo
tema tiene que ver con cómo somos capaces de volver a crecer. Chile no
puede ser ahora un país que está en los niveles más bajos de crecimiento
en América Latina, no puede ser un país donde las agencias
clasificadoras de riesgo están mirando con cuidado la evolución de
nuestra economía y los datos que hay para este año hablan de un país con
un crecimiento demasiado débil. Se puede discutir de muchas medidas, de
muchas políticas, pero en definitiva todo ello requiere de un cierto
nivel de crecimiento mínimo. El tercero tiene que ver con cómo
introducimos más seguridad ciudadana, el aumento de la droga, de la
delincuencia, la puerta giratoria, y junto con eso, las otras
inseguridades que tiene el chileno; ¿voy a tener una pensión digna?
¿Cómo voy a afrontar la vejez? La inseguridad producto del temor a que
debo enfrentar el problema de la salud y no tengo cómo. Y el último
tema, cómo avanzo hacia un país con mayores igualdades en tantos campos
donde hoy día no las hay. Creo que estos cuatro temas ordenan un poco lo
que debieran ser los ejes de cualquier programa futuro. Nos hacemos
cargo de la tremenda situación de desconfianza que hay hacia la clase
política en general”.
- ¿Cómo definiría usted su relación con la Nueva Mayoría?
“Es
la relación propia de alguien que cree en el entendimiento de dos
grandes vertientes: un centro, normalmente inspirado en los valores del
humanismo cristiano; una izquierda, muchas veces inspirada en los
valores de un humanismo laico. Ambos humanismos ponen en el centro de
nuestra preocupación la dignidad de la persona humana. Estamos en
actividades públicas, en la política, porque creemos que en tanto
ciudadanos, todos somos iguales. En tanto seres humanos, todos somos
iguales en dignidad y, por lo tanto, en una democracia tenemos que hacer
esto carne de los valores que queremos introducir. Me defino como
aquellos que han creído que el entendimiento entre el centro y la
izquierda, esta coalición que se formó en tiempos de la dictadura y cuya
primera victoria fue el triunfo del plebiscito, es lo que le ha dado
estabilidad a Chile. Por eso me parece tan importante que cuando señalé
hace seis meses que si mi nombre sirve para alcanzar la unidad y
mantener este entendimiento básico, pues está disponible. Si no, bueno,
hemos hecho un esfuerzo, pero me parece que lo esencial es que
cualquiera que sea el desenlace, esta unidad se mantenga entre el mundo
socialista – progresista y el de centro - centro izquierda, del
progresismo social cristiano”.
- ¿Cuál es su opinión de este gobierno? ¿Cómo lo ha hecho? ¿Qué le faltó?
“Es
muy fácil hacer críticas de lo que ha pasado, todos somos un poquito
generales después de una batalla. Haber sido capaz de comunicar y
ejecutar mejor determinadas reformas, porque que había que hacer una
reforma tributaria, nadie lo dudaba; que hay que hacer una reforma
educacional, nadie lo duda; que hay que agilizar el tema de la
infraestructura hospitalaria, qué duda cabe. Pero por distintas razones
ha habido tal vez una incapacidad para comunicar mejor el sentido más
profundo de muchas de estas tareas. Eso explica también las dificultades
actuales que hay y es muy importante, creo que todos los chilenos lo
desean, que en este último año de gobierno se puedan llevar por buen
camino parte de estas reformas y que tengan una buena aceptación por
parte de la ciudadanía. En definitiva, los esfuerzos que se hacen son
para tener un país mejor”.
- ¿Cómo se han hecho las reformas? ¿Cómo calificaría los procesos?
“Es
un tema a debatir, porque son reformas muy complejas. Me tocó enfrentar
a mí toda la reforma a la salud a través del Auge, pero la primera de
las reformas en materia de Auge no tenía que ver con el Auge, tenía que
ver con aumentar la capacidad resolutiva de los centros de atención
primaria y para eso mi propuesta era aumentar de un 12 por ciento del
presupuesto de salud para los centros de atención primaria, a un 30 por
ciento cuando terminara mi gobierno. Esta promesa se cumplió. Terminamos
con un 30 por ciento en atención primaria, porque es allí donde se hace
la prevención. Cuando se tiene que derivar a alguien al hospital, es
porque falló la prevención. Desde ese punto de vista, es tan importante
decir cuál es el objetivo básico y siempre pensé que en materia
educacional, por ejemplo en educación básica y media, se iba a partir
diciendo que queremos privilegiar y mejorar sustancialmente la calidad
de la educación pública en escuelas y liceos. Bueno, se partió de otra
forma y creo que se debía haber puesto el énfasis en mejorar la calidad
de la educación pública, que es la esencia de un estado democrático de
derecho”.
-¿Es éste un gobierno refundacional?
“No, yo soy
más bien de los que creen que se construye sobre los hombros del que
estaba antes. En el fondo hay una gradualidad siempre. A mí me tocó
implementar la Reforma Procesal Penal, que debe haber sido el cambio más
grande que ha tenido lugar en la judicatura en Chile. Pero esa reforma
se hizo en el gobierno del Presidente Frei y de su ministra de Justicia,
Soledad Alvear. Yo tuve que implementarla y se decidió hacerlo, porque
así lo decía la ley, por regiones. Partimos por la Cuarta y Novena,
Coquimbo y La Araucanía, y después fuimos avanzando sucesivamente. Al
final terminamos en la Región Metropolitana, que por su tamaño era la
más compleja y difícil. Más que refundacional es otra cosa, los
presidentes creemos que la historia comienza cuando nos eligieron,
porque todos llegamos con espléndidas ideas, pero la realidad es que se
construye sobre los hombros de lo que hicieron otros”.
- La ciudadanía se alejó de la política. A su entender, ¿a qué se debe? ¿Cómo reencantar nuevamente al ciudadano común?
“Las
nuevas demandas ciudadanas, producto precisamente de los avances que ha
habido, no estaban siendo consideradas. Cuando se tiene al 40 por
ciento de la población viviendo bajo pobreza, el problema es cómo se la
saca de ahí. Si hoy día hay un 11 por ciento bajo esa línea, todavía
quedan muchos pobres en Chile. Pero ese 29 por ciento que dejó atrás la
pobreza tiene otras demandas, otras exigencias, por lo tanto, se debe
cambiar de agenda. Las confianzas se perdieron porque la ciudadanía
siente que nadie la protege ante los abusos del poderoso. La relación
dinero y política y los escándalos de corrupción, han puesto en tela de
juicio a todos los que hemos tenido una participación en actividades
públicas. Política y negocios tienen que separarse totalmente y con
absoluta transparencia. Las medidas para que un ciudadano se sienta
protegido tienen que ser claras y efectivas. Hay que enfrentar también
la colusión de los poderosos. De mi parte existe un compromiso claro, sé
cómo abordarlo, sé cómo hacerlo”.
- ¿Es una buena idea la de la
DC de llegar a primera vuelta con su candidata presidencial, Carolina
Goic, y saltarse las primarias?
“Ella planteó con mucha claridad que
para ir a primarias debiera haber un programa común y yo considero que
es absolutamente correcto ese planteamiento. Por eso es tan importante
discutir las ideas que debe contener ese programa. Ahora, el tiempo
apremia, porque hay que inscribir candidatos para la primaria el 2 de
mayo, es decir, quedan prácticamente dos meses para este debate. Por eso
es tan importante poner ideas pronto, para que el debate pueda
acelerarse, porque si no hay acuerdo en ciertas ideas centrales, es
inevitable que los candidatos vayan directo a la primera vuelta”.
- ¿Cuál es su opinión del impasse de Mariana Aylwin con el gobierno cubano?
“Mi
opinión es lo que expresé en un twitter, mi solidaridad y aprecio por
una medida, a mi juicio, errada de impedirle la entrada a un país donde
se quería rendir un homenaje, entre otros, a su padre, Patricio Aylwin,
por el rol que jugó en restablecer la democracia en Chile. Ahora, era
una actividad que no sólo involucraba a Mariana Aylwin, también se le
quería hacer un reconocimiento al secretario general de la OEA, el
uruguayo Luis Almagro. Estaba también invitado Felipe Calderón, que fue
presidente de México. Es decir, había una actividad que hacía una
fundación en La Habana y Mariana había aceptado la invitación. Entiendo
que el gobierno cubano puede decir no, pero me pareció en ese momento
que lo que había que hacer era solidarizar con Mariana Aylwin y así se
lo expresé”.
-¿Cómo ve usted los liderazgos emergentes de la
izquierda (Gabriel Boric, Giorgio Jackson, Carol Cariola, Camila
Vallejos, Alberto Mayol)?
“Obedece al desarrollo normal de la
actividad política de un país. Es una nueva generación de líderes, cada
generación construye su propia ética y habla de la puesta al día de la
actividad pública, con la radicalidad que corresponde a personas más
jóvenes, que son más afirmativos en sus planteamientos. Todos lo hemos
sido en algún momento”.
-¿Cómo está su relación con la Presidenta Bachelet?
“Es
una relación de amigos, normal. La conocí en tanto fue mi colaboradora
como ministra de Salud y después de Defensa, y las relaciones que allí
se crean son muy importantes. Se han mantenido cuando ella fue
Presidenta la primera vez, luego coincidimos en algunas actividades en
Naciones Unidas y ahora tenemos una relación bastante fluida cuando
asumió por segunda vez”.
-¿La Presidenta lo llama a usted? ¿Le pide consejos?
“No
son cosas para comentarlas en una entrevista, precisamente porque
tenemos una relación de respeto mutuo. Ahora, a veces esas reuniones son
públicas, también con otros ex presidentes, hemos estado un par de
veces en esas condiciones y ella se ha encargado de indicar los temas,
pero en general es ella, como Presidenta, quien toma la iniciativa si
quiere hablar con uno. Efectivamente algunas veces lo hace”.
-¿Es el Partido Comunista un factor de quiebre dentro de la Nueva Mayoría?
“Creo
que no, no debiera serlo. Es importante entender también cuáles son los
puntos centrales y tener claridad, porque son todos partidos distintos,
sobre cuáles son las líneas rojas que tiene cada partido, de manera de
no pisarlas. Esto es fácil de decir en una entrevista, es más difícil a
veces concretarlo. Como alguien dijera alguna vez, tratemos de ponernos
de acuerdo en aquellos temas en los cuales concordamos y hagamos de ello
el centro de nuestra preocupación. Si hay ámbitos en los cuales no hay
acuerdo, veamos cuál es la consecuencia de no estar en esas áreas. Aquí
también es importante entender que hay prioridades, no se puede
desarrollar todo al mismo tiempo. Por lo tanto, lo crucial es qué pasa
cuando aquellas cosas que hay que enfrentar estamos obligados a hacerlo,
porque no admiten demora, pero si hay otras que pueden esperar un
tiempo, espléndido”.
-¿Cuál o cuáles, por ejemplo?
“Inmediatamente
producido el triunfo del plebiscito, hace ya muchos años de esto, un
integrante de la Conferencia Episcopal me llamó, con algunos hablábamos
muy distendidamente, y de repente me dijo: ‘dígame, el primer gobierno
democrático va a impulsar la ley de divorcio’. Yo no lo había pensado,
la verdad, y le respondí: ‘mire, vamos a tener tantas cosas que no creo
que la ley de divorcio esté en primer lugar. Efectivamente, le dije algo
obvio, si nos poníamos a discutir esa ley quizás qué iba a pasar. No se
trató nunca la ley de divorcio, porque había cosas mucho más
importantes que abordar, por ejemplo, el lío con las Fuerzas Armadas.
Mucho tiempo después me llaman nuevamente y me preguntan, les respondí:
‘ha pasado mucho tiempo, ahora hay que tratar la ley de divorcio’. ¿Me
explico? Eso es, verdad, ahora también yo me daba cuenta de que el país
había avanzado, eran otras realidades. Más que de la voluntad del
partido A o B, es de la ciudadanía abordar ciertos temas. Yo he definido
que gobernar es correr las fronteras de lo que es posible. Cosas que
hoy no se pueden porque el país no está maduro, mañana se van a poder.
Cosas que no se pueden hacer porque hoy no hay plata, mañana sí, porque
vamos a crecer y tener más recursos. Lo que se puede hacer en un país
con ocho mil dólares por habitante, no tiene nada que ver con un país
con veinte mil dólares. Esto es igual que una familia, si se tienen
quinientos mil pesos al mes, está claro lo que se puede hacer. Cuando
pasa a ganar un millón doscientos mil, intuyo que va a poder hacer
muchas más cosas. Entonces, cuando me preguntan, ¿por qué no lo hizo
cuando usted era Presidente? Porque no estaba maduro o porque no había
plata. No es para sacarme los balazos, porque uno tiene muchos errores
cuando es Presidente. También hay que ponerse en el contexto de ese
momento, de cuáles eran sus grados de libertad. Por eso, a veces,
gobernar es cómo somos capaces de correr los límites de lo que es
posible hacer”.
-¿Cuál es su relación con Magallanes?
“Ay, me
pone en una situación difícil. Es esa sensación de cuando uno es niño,
de una tierra que no está seguro que va a alcanzar a conocer por lo
lejos que queda, entonces la empieza a soñar; cómo ha sido el Estrecho
de Magallanes; cómo fue el cruce de Magallanes por el Estrecho; por qué
se llama Tierra del Fuego. Y se va haciendo así hasta que uno llega a
Magallanes. Yo llegué en dictadura y comencé a hacer una relación
distinta, encontré a un obispo que me acogió y para una persona laica
como uno, empiezo a descubrir allí, en Magallanes, que también hay calor
en torno a una Iglesia. Junto con eso hay una semilla que sembró y que
todavía está viva. Recuerdo a aquellos socialistas de la época, que me
abrieron sus puertas cuando era tan difícil. Así fui conociendo la
región, lo que significa, sus especificidades, que es la puerta de
entrada a la Antártica, a ese territorio mágico que hay allí. Uno va
aprendiendo desde el descubrimiento del petróleo en 1945, que despertó
en su momento tantas ilusiones. Un poco más allá las Torres del Paine,
lo que han sido y lo que son hoy día. Aquella carretera inusual que
había, el camino que primero era pura tierra, pero que después se hace y
se pavimenta un solo lado de la calzada. Yo encontraba que si a uno se
lo contaban, no lo creía, porque cómo se va a pavimentar sólo la mitad
del camino. Después tuve el privilegio de ser ministro de Obras
Públicas, de Educación, y en ambas carteras se recorre todo Chile. Pero
antes estuve en Punta Arenas para la gesta del No y compartí con los
amigos de Magallanes. De tal manera que así se comienza a gestar una
relación de afecto y cariño”.
-¿Qué ideas propone para desarrollar esta región?
“Me
gustaría que las ideas vinieran de aquellos que viven en la región.
Ustedes tienen una masa crítica, una calidad de recursos humanos, con
opiniones políticas muy diversas, pero donde el sentimiento regional,
tal vez por la forma como se va constituyendo ese grupo humano, por la
lejanía, hay una sensación de que son algo particular dentro de Chile.
Un socialista va a decir que el Partido Socialista de Magallanes se
fundó allá por 1913, ‘mucho antes que a ustedes se les ocurriera hacer
un Partido Socialista en Santiago el año 1933’. Por lo tanto, cuando se
fundó el 33, los magallánicos exigieron un trato especial, que era
designar sus candidatos. Dicho esto, hay un conjunto de tareas que
tienen que ver con su conectividad con Argentina, también un desafío con
Puerto Williams y Ushuaia al frente, cómo garantizamos Punta Arenas
puerta de entrada al continente antártico. Se compite de muchas formas
en el mundo. El que la base antártica del Ejército de Chile estableciera
la posibilidad de tener visitantes durante el invierno en operaciones
científicas, porque había espacio para catorce en ese momento, no sé
cuántos hoy, es una forma de tener presencia y hacer soberanía.
Asimismo, una política energética para Magallanes y la generación
eólica. Del punto de vista económico, el turismo es fundamental. En el
mundo del futuro, los cruceros van a seguir existiendo y los avances que
hemos tenido han sido muy importantes en ese contexto. Ahora, cómo
cuidamos el medio ambiente, qué nos está pasando con las microalgas que
matan a 170 mil salmones, qué es lo que hacemos con Sernapesca en
Magallanes en ese sentido. Son temas que hay que atender con
preocupación. Tenemos que cuidar un activo, por así decirlo. Toda esa
demanda regional de poder dotarla de un centro de reciclaje, me parece
también importante y significativa”.
-En las elecciones
municipales, la Nueva Mayoría se dividió en Punta Arenas, por un lado el
PPD (Boccazzi) y en el otro la Nueva Mayoría (Lobos). ¿Es posible que
se repita ese escenario en las presidenciales?
“No, por ningún
motivo, me parecería absurdo. Por desgracia, lo que ocurrió en
Magallanes, no sólo sucedió ahí. Yo sé, mal de muchos, consuelo de
tontos. Creo que no hubo claridad en aceptar las primarias como una
forma de resolver los conflictos cuando las direcciones no se ponen de
acuerdo. A veces es bueno escuchar a la ciudadanía”.
-¿Cree posible que el empresariado lo apoye nuevamente?
“Yo
nunca busco el apoyo de determinados sectores, uno es Presidente de
todos los chilenos y gobierna pensando en el interés superior del país”.
-Don Ricardo, ¿por qué la gente parece haberse olvidado de usted?
“No
sé si se han olvidado, porque a veces me pican mucho las orejas (ríe).
Hay que tomar las cosas con filosofía, lo entiendo más bien como un
desafío. Yo creo en un determinado proyecto de país, creo entender lo
que está de por medio y cuáles son las prioridades. Quiero a Chile, tuve
todos los honores a los que uno puede aspirar y sé que eso es
transitorio. Si me he embarcado en esto, es porque quiero preservar la
coalición. Si otros nombres pueden encabezar mejor que yo, pues
bienvenidos sean. Ese entendimiento es fundamental para el futuro de
Chile”.