Casos conocidos como los ocurridos en Punta Arenas el año 2013 con Carola Barría, y el año pasado en Coyhaique con Nabila Rifo, mujeres que fueron víctimas de brutales agresiones perdiendo su visión, han provocado gran conmoción en la comunidad. Sin embargo, estos actos violentos continúan. Fue así que ayer un imputado amenazó a su pareja de sacarle los ojos, por lo que fue denunciado, detenido y formalizado.
De acuerdo a los antecedentes expuestos en la audiencia de control de detención por parte de la fiscal Wendoline Acuña, los hechos se originaron alrededor de las 5 horas de ayer, en circunstancias que  la víctima B.V.B. se encontraba compartiendo con amigos y al llegar en horas de la madrugada a la vivienda común con el imputado de iniciales L.G.C.P., de 24 años, fue increpada y agredida. Se detalló que el imputado comenzó a apretarle fuertemente del cuello con sus manos y con claras intenciones de asfixiarla, amenazándola de muerte, para posteriormente pasarle un cuchillo sobre el rostro señalándole que la iba a matar y a sacarle los ojos.
Tras esto, comenzó a golpearla con los puños, para luego dirigirse hasta la cocina, donde comenzó a autoinferirse cortes en su antebrazo derecho. En esos minutos la víctima logró dar aviso a Carabineros que, al llegar al domicilio en el sector norte de Punta Arenas, procedió a la detención del imputado de 24 años.
A la víctima la trasladaron a constatar lesiones al Hospital Clínico de Magallanes, donde se le diagnosticaron diversas lesiones, por lo que al imputado se le requirió por los delitos de lesiones menos graves, donde se pidió una pena de 300 días de presidio y 240 días más por el delito de amenazas en contexto de violencia intrafamiliar.
A pesar de la detención y antecedentes que se dieron a conocer en la audiencia, el imputado no admitió responsabilidad en los hechos, por lo que se fijaron dos fechas. el 25 de mayo a las 10.15 horas para la preparación de juicio, mientras que para el 9 de junio a las 11 horas se fijó la audiencia de juicio.
El imputado recuperó su libertad, quedando con la obligación de abandonar el inmueble que compartía con su pareja y prohibición de acercarse a ella.