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Residencia y hospedería

Hogar de Cristo en Magallanes: la casa de los más vulnerables de la sociedad puntarenense

regional
22/08/2017 a las 18:35
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La fundación trabaja diariamente por mejorar la calidad de vida de los más necesitados, entregándoles apoyo material y afectivo.

Muchas veces la comunidad magallánica no conoce la labor del Hogar de Cristo en Magallanes y eso suele pasar tanto por falta de información como también por un poco de desinterés de la comunidad en ayudar a las personas más vulnerables.  

En Punta Arenas existen dos centros que se dedican al cuidado de estas personas, que mayoritariamente no tienen familia y no poseen los recursos para sustentarse, la Residencia del Adulto Mayor y la Hospedería para personas en situación de calle.

Ambos lugares funcionaban en calle Balmaceda 745 desde abril de 1987, pero posteriormente la hospedería se trasladó a Avenida España 1050, con una nueva y moderna infraestructura. El centro de adultos mayores se mantiene en el mismo lugar donde comenzó.

Residencia

“Ahora contamos con 42 adultos mayores. A ellos los dividimos por nivel de dependencia. Esta es su casa, su residencia, viven acá y se les entrega comida, insumos básicos para la higiene y lo que yo coordino personalmente, que son las necesidades médicas que tienen, ya sea sus controles crónicos, de morbilidad y cuando necesitan ir a urgencias”, sostuvo la enfermera de la Residencia del Adulto Mayor, Carolina Mansilla.

Además, explicó que durante el año cuentan con el apoyo de alumnos universitarios de kinesiología, terapia ocupacional y de técnico en enfermería, quienes realizan trabajos con los usuarios para que no caigan en la dependencia y en el sedentarismo. “El apoyo que tenemos de los estudiantes es para cosas recreativas. Aparte de voluntariados, quienes realizan paseos para ellos también”, agregó la profesional. 

Existen adultos mayores que llevan más de diez años viviendo en la residencia y otros que llevan sólo un par de meses, pero el hecho de no tener familiares hace que los trabajadores y las mismas personas de la tercera edad se encariñen mutuamente. “Ellos, de repente, no tienen familiares, entonces en el fondo la familia somos el equipo que trabaja acá. Nosotros nos preocupamos de todo, de que si un día están más callados o no quieren comer. Es el personal el que se preocupa de eso, todo lo que sea apoyo emocional, es tarea de ellos”, manifestó.

Asimismo, afirmó que la gente confunde la residencia muchas veces con un lugar donde personas alcohólicas solamente van a pasar la noche, pero desconocen el verdadero trabajo que realizan con los adultos mayores, quienes viven día a día ahí y es el único lugar que les queda para recurrir.   

A eso agregó que “en este hogar son adultos mayores que viven acá permanentemente, nosotros cuidamos de que si ellos tenían problemas con el alcohol no recaigan, si salen, lo hacen acompañados y si recaen hacemos el tratamiento que corresponde para que no vuelvan a la situación que tenían antes. O sea ellos acá están rehabilitados”. 

La profesional se refirió también a la importancia que tiene esta residencia y señaló que “acá son 42 adultos mayores, que si no estuvieran acá, estarían en la calle y quizás si ellos llegan a los 80 o 90 años, en la calle no llegarían a esa edad. La idea es que los últimos años que ellos tienen sean dignos y con el cariño que se les da por parte del personal, porque muy pocos reciben visitas”. 

Esta residencia está a la espera de poder ser trasladada en un futuro próximo a una nueva construcción, que estaría ubicada en el sector de Manantiales con Frei. El nuevo recinto aumentará el espacio para recibir más adultos mayores y permitirá darles una mejor atención.  

La enfermera manifestó que “va a ayudar para el trabajo en sí, porque nosotros le damos lo básico, con los pocos recursos que tenemos, de la mejor manera. Pero si tenemos una infraestructura más moderna, a ellos les va a permitir quizás no llegar a un nivel de dependencia tan rápido, porque cualquier persona que se cambia a una casa con mejores condiciones, por el confort que tienen, es mejor, acá es lo mismo”. 

Parte de nuestra familia

Nataly Sepúlveda, quien es técnico en enfermería del lugar, comentó que trabajan diariamente 12 horas con ellos y que finalmente ambos se terminan encariñando. “Ellos nos ven como parte de su familia, porque nosotros estamos gran parte del día o las noche acá. Nos encariñamos con ellos igual, también pasan a ser parte de nuestra familia”.

Asimismo, afirmó que “nos falta más apoyo, porque está súper bajo lo que es el voluntariado en el hogar. Es importante hacer hincapié para que se inscriban más personas para apoyar en el hogar. Obviamente, también nos falta una mayor infraestructura y mayores recursos. Sería bueno que vengan colegios, instituciones, que puedan apadrinar el hogar o que puedan cooperar con nosotros, porque igual aquí los recursos son escasos”.

UMAG

La enfermera y docente de la Universidad de Magallanes (UMAG), Nancy Sapunar, quien acompaña a los alumnos de tercer año de enfermería que realizan su internado en la residencia, comentó que “acá revisamos todo lo que tiene que ver con las patologías, con los exámenes de salud que se realizan en el Cesfam Thomas Fenton y realizamos todas las actividades que ayuden a activar la salud mental de ellos”.  

Además, sostuvo que “les hace súper bien tener este apoyo externo dentro de la residencia Juan Pablo II, porque nosotros venimos durante la época de la universidad, de marzo a diciembre”. 

El interno de terapia ocupacional de la UMAG comentó que está realizando su práctica profesional en el lugar y que “principalmente trabajamos con el tema de prevención y promoción, pero más que nada tratar de mantener la máxima independencia del usuario en todas sus actividades, principalmente en todas las actividades de la vida diaria”. 

Adultos mayores

Belfort Vargas, de 80 años, lleva cerca de 12 años recurriendo a la residencia, pero hace más de tres años que está viviendo permanentemente en el lugar. “Estamos bien y no tengo contacto con mi familia, por eso estoy acá. Mi familia son los compañeros que estamos acá y nadie más. Estoy todo el día aquí, salgo a veces a hacer trámites, a caminar, porque ya estoy estable”.

Fernando Noriega, de 82 años, está hace aproximadamente cuatro meses en el centro. Él tenía su casa, pero al estar retirada de la ciudad y el hecho de vivir solo, hizo que decidiera por su propia cuenta irse a residir al hogar. “Mi vida fue por más de 42 años trabajar en Tierra del Fuego y tengo familiares en Puerto Montt, pero no tengo contacto con ellos. Lo importante es que me ayudan mucho acá”, sostuvo. 

Hospedería  

Otro lugar importante del Hogar de Cristo es la Hospedería de Avenida España, la cual recibe y cobija a las personas en situación de calle de la ciudad. En el lugar les entregan almuerzo y cena, pero además tienen un lugar donde pasar la noche. 

Disponen de una cobertura diaria de 50 personas, pero en temporada de invierno, este cupo aumenta a 83. Así lo explicó la directora de la Hospedería del Hogar de Cristo, Andrea Bahamonde. 

“Estamos atendiendo en la actualidad a alrededor de 65 personas que vienen a pernoctar, aparte entregamos almuerzo y cena. En el almuerzo vienen alrededor de 40 personas, de ahí salen, porque la hospedería sólo funciona en horario nocturno. Luego ingresan entre las 6 a 7 de la tarde a cenar y de ahí a partir de las 7.30 van a las habitaciones para salir al otro día, a las 8 de la mañana”, expresó la directora. 

Asimismo, explicó que “tenemos mucha gente con daño cognitivo y eso es porque hay un promedio de personas que llevan consumiendo más de un año. Entonces, eso va generando un deterioro cognitivo, muchas veces no recuerdan ciertas cosas. El tema de deterioro físico, porque se exponen a duras condiciones, como el tema del frío”. 

Agregó que “la mayoría viene porque en algún momento de la vida dejaron de mantener lazos con la familia, por diferentes situaciones. Entonces, se quedan sin redes de apoyo y vienen acá, a la Hospedería del Hogar de Cristo, porque no tienen nadie más que los reciba. El requisito para estar acá es encontrarse en situación de calle y no tener un lugar donde ir. Igual hacemos excepciones de personas que transitoriamente están en situación de calle y tratamos de vincularlos con la red”.

Además, sostuvo que “nosotros tenemos un programa que es financiado por el Ministerio de Desarrollo Social, que es el Programa Calle y que lo ejecuta la fundación. El programa tiene un cupo de 33 personas más o menos y es una dupla sicosocial”.

Al consultarle por la importancia que tiene la hospedería, fue enfática en señalar que “es el único lugar que tiene Punta Arenas, que efectivamente alberga a personas en situación de calle, o sea no existe ningún otro lugar que tenga estas características. Además de darles las condiciones mínimas que requiere una persona. O sea, les damos techo, comida y acceso a la higiene”. 

Andrea afirmó que “tenemos personas que llevan cerca de 7 años viviendo en la hospedería y esa gente se va deteriorando con el pasar del tiempo, porque no tiene acceso a ningún tratamiento que tenga las características para una persona en situación de calle y poder superar su condición de alcohol. Además, este año hemos tenido varias personas que han fallecido y que llevan un trayecto de consumo de muchos años y como no existen dispositivos, como por ejemplo comunidades terapéuticas, no tienen ninguna opción de salir de la condición de calle y menos de la del alcohol. 

Añadió que “creo que debería existir un centro especializado que tenga que ver con la rehabilitación del consumo del alcohol, que efectivamente reúna las características que la gente en situación de calle posee. No tienen vinculación familiar, llevan muchos años de consumo, entonces ya tienen una dependencia muy severa que en realidad un programa ambulatorio como existe actualmente, no aplica, porque ellos abandonan el proceso”. 

Programa Calle

Por su parte, la coordinadora del Programa Calle, Yerka Novión, explicó que tienen un cupo de 35 personas, pero actualmente están trabajando con 27. “Se busca entregarles apoyo sicosocial, fomentar sus tareas diarias, ver la posibilidad de que ellos puedan vincularse con las redes, con las instituciones y en el tema laboral, buscarles alternativas, prepararlos para la inserción laboral y buscar constante apoyo de ellos para vincularlos con la comunidad”, sostuvo Novión respecto del programa.

En situación de calle

Manuel Risco, de 60 años, lleva seis meses en situación de calle y el año pasado ya había pasado por lo mismo. Explicó que se encuentra sin trabajo y es esa la razón principal por la cual está viviendo en la hospedería. “Se me terminaron las lucas para el arriendo y obligado a recurrir acá no más. Mientras pille alguna oportunidad para salir a la pega, esta hospedería es buena. Acá me ayudan harto, en lo que es cama, comida, estamos bien. Falta ayuda para nosotros, porque hay gente que está apta para el trabajo y a veces no se les abren las puertas porque caen en el copete y a veces nos discriminan igual, porque piensan que son todos de la misma camada y eso no es bueno”, enfatizó.

Jaime Varas, de 54 años, lleva recién dos semanas en situación de calle y explicó que “es por mi familia, porque son de plata y me miran en menos. No consumo drogas y sólo cerveza, a veces, pero no es por eso porque no me apoyan. Yo creo que es porque se murió mi mamá hace un tiempo y de ahí quedé solo yo. Vivir acá no es malo, no es necesario tener mucho para estar bien”.

José Reyes, de 57 años, trabaja en la pesca y explicó que cuando vuelve a Punta Arenas recae en el alcohol porque es lo único que tiene acá en la ciudad, lo que le sirve para sociabilizar con sus pares. “Yo me pego la caída cada cinco o seis meses cuando bajo. Yo vivo en El Canelo regularmente, que es afuera, una zona de pesca, y si Jesucristo cayó tres veces en la cruz, como no me voy a caer yo. Cuando vengo a la ciudad consumo harto alcohol y no he pensado dejarlo, porque lo paso bien y comparto con la gente de la calle”. 

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