Desde el jueves pasado, en Sala Estrella, se está proyectando el documental “Las cruces de Quillagua”, en el marco del ciclo de difusión audiovisual que lleva a cabo Miradoc, por el cual ocho documentales nacionales,  junto a sus directores, recorren Chile, de Iquique a Punta Arenas.

En la ciudad se podrá ver mañana y el 31 de julio, a las 21.00 horas, en Sala Estrella, ubicada en Mejicana 777. Valor de la entreda $ 2.800.   

Este documental, cuenta a través del testimonio de sus habitantes, la dura realidad de una comunidad del desierto de Atacama, azotada por la contaminación y la irrupción de las mineras. 

El pueblo de Quillagua es considerado el punto más seco dentro del desierto más árido del mundo: el de Atacama. Ubicado a orillas del río Loa, fue sin embargo un verdadero oasis. Las aguas sustentaban la agricultura y la ganadería, hasta que en los años ochenta las grandes mineras contaminaron el río y compraron los derechos de agua. Desde entonces, el pueblo vive en continua decadencia.

Esta dura realidad es la que muestra el director de la película, el cineasta Jorge Marzuca Venegas (Las cuatro esquinas, 2010) en Las cruces de Quillagua.

El film

“Las cruces de Quillagua” es un film autogestionado y autofinanciado, que empezó a tomar forma cuando el director conoció a la profesora Matilde López, a cargo de un proyecto de crianza de camarones en el río Loa, que fue destruido por la contaminación del agua por las grandes mineras.

“Ella me vinculó con la gente de Quillagua”, cuenta Jorge Marzuca. “Miguel Chávez, uno de los protagonistas del documental, me contó sobre la festividad religiosa de Las Cruces de Mayo y quise registrarla. Fue un mes de grabaciones y conversaciones”.

El realizador se encontró con una realidad inquietante. “Conocí el impacto de la contaminación del río Loa. Estando las mineras en la parte más alta, el río arrasó con la vida a su paso. Quillagua es el último pueblo antes de la desembocadura al mar y recibió la peor parte de la contaminación”.

“No me acomoda la estructura noticiosa y de denuncia que vemos en la televisión”, agrega Marzuca. “Mi narrativa está ligada a la oralidad del cuento. No busco hacer un estudio científico, ni llenar de datos. Este documental es un primer acercamiento a esta historia”.

El método consistió básicamente en acercarse a los habitantes.

“Lo que más me llamó la atención es lo desconocido que es Quillagua en Chile. Hay alrededor de 100 personas, en su mayoría de la tercera edad. Se ve muy poca gente en las calles durante el día, el silencio es absoluto en medio del desierto. Están acostumbrados a que lleguen medios internacionales a hacer notas sobre el pueblo, ya sea por la contaminación y la muerte del río Loa, o por ser el punto más seco del planeta Tierra. En cambio en Chile poco y nada sabemos de Quillagua”.

Generar conciencia

“Es importante poner un rostro al precio real que pagamos por la minería a gran escala, el precio que pagamos por el desarrollo económico del país. Éste es el lado humano. Quillagua es un caso emblemático, pero no el único que ha sufrido las consecuencias de la contaminación del Loa. En los medios escuchamos sobre el precio del cobre, del royalty, de las empresas mineras, pero pocas veces escuchamos sobre las consecuencias que ha traído a los pueblos del norte. Espero que este documental sirva para concientizar sobre este tema”, expresa el director.