Nadie tiene la culpa del clima. Fue la explicación que distintas autoridades y representantes de empresas dieron ayer, consultados sobre el por qué de las continuas cancelaciones de vuelos e, incluso, el retorno de algunos de los aviones provenientes de Santiago, por no poder aterrizar en el Aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo en Punta Arenas.
La situación -que afectó a cientos de pasajeros que se agolparon ayer tanto en las oficinas de las aerolíneas en la ciudad como en el terminal aéreo- develó una paradoja: en un invierno en que la nieve ha estado particularmente ausente, las pocas precipitaciones fueron capaces de generar estragos en la conectividad aérea de la Región de Magallanes. A su vez, en el aeropuerto de Santiago, muchos se encontraban varados; varios vivieron momentos de tensión con los funcionarios de las aerolíneas.
El martes a las 20.25 horas fue la última vez que se utilizó la pista del terminal aéreo. Desde entonces y hasta pasado el mediodía de ayer, tanto las condiciones de visibilidad como el estado de la pista no dieron la suficiente seguridad a los pilotos de las dos principales aerolíneas comerciales -LAN y Sky- para despegar o aterrizar en el aeropuerto.
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