Se desconoce el origen de esta especie, pero algunos científicos afirman que proceden del Asia Central, desde donde emigró hacia Europa. Además es posible que el clima frío del norte europeo obligara a estos animales a establecerse en climas más templados, como la zona del litoral mediterráneo de España y el norte de África.
Pero la teoría más aceptada es la de la migración europea.
Los fenicios son los primeros en testimoniar en sus escritos sobre el conejo, en sus relatos referidos a expediciones en el norte de África y Península Ibérica, denominando a esta última zona con el nombre de Tierra de Conejos - I- She - Fan - Im, término que posteriormente latinizado surgió con el nombre de Hisfania o Hispania.
Los romanos representaron en sus cerámicas con gran fidelidad al conejo, por lo que se supone que fue un animal popular y apreciado por su carne. Además los trasladaron a distintas partes del imperio con lo que se consiguió la difusión de la especie en otras partes del mundo.
En la Edad Media, los monjes y religiosos condicionaron la domesticación, pues era una fuente rica en carnes, a pesar de que por ese entonces se lo consideraba sólo como presa de caza.
Los conejos se fueron extendiendo por distintas partes del mundo, hasta convertirse, como en Australia, en 1880, en una plaga, lo que ocasionó al gobierno serios problemas para controlarlos. Sin embargo en otros medios como en las estepas rusas, los desiertos o bien en las tiraderas americanas no se conseguía su reproducción ya sea por falta de recursos alimenticios o bien por los depredadores de las zonas.
La cría en cautividad, en jaulas, se inició recién a principios del siglo XVIII y en la mitad del siglo se promovieron las distintas razas sobre la base de las diferencias morfológicas que se acentuaban con la cautividad.
Actualmente en el mundo hay entre 60 ó 70 razas distintas, por sus subvariedades según su talla y color.
Es evidente que domesticar una especie salvaje puede modificar su morfología y sus hábitos para resultar un animal dócil y prolífico que incorporado a la ganadería presente un gran interés para el hombre por la calidad de sus producciones.
Curiosidades
Un conejo puede mirar atrás de él sin necesidad de girar la cabeza, pero tiene un punto ciego en frente de su cara.
Sudan a través de las almohadillas de sus patas.
Los conejos domésticos no pueden juntarse con conejos salvajes.
Son más activos al alba y al anochecer.
Pueden brincar a la altura de un metro.
Pueden ronronear como los gatos. Los conejos son incapaces de vomitar.
A los conejos no les agradan los ruidos fuertes y movimientos repentinos.
Los conejos comen sus propios excrementos nocturnos.
La camada más grande de conejos que nacieron a la vez fue de 24.
19 años es lo que más ha vivido un conejo.
Sus dientes nunca paran de crecer.
Existen más de 150 diferentes colores para su pelaje, pero sólo 5 colores para sus ojos (marrón, azul, gris azulado, veteado y color rosa).
Cuando los conejos están felices, éstos saltan y dan vueltas.
Los conejos, contra la creencia general no son roedores, pertenecen a la orden de los lagomorfos, igual que las liebres.
Los conejos maduran sexualmente entre los 3 y 4 meses, y su período de gestación es de apenas 28 a 31 días.
Una de las actitudes más curiosas de los conejos domésticos, es que cuando se encuentran en peligro, golpean sus patas traseras contra el suelo, para avisar a sus congéneres.