Desde las primeras horas de la mañana, cuando ya la luz del día se aprecia con toda su fuerza, el sector de las calles Gaspar Marín y Mateo de Toro y Zambrano, es uno más del Barrio 18 de Septiembre, en Punta Arenas.
La tranquilidad diurna habitual ni siquiera la altera la gran cantidad de usuarios del consultorio municipal del barrio, el cual empieza a atender desde temprano.
Sin embargo, a medida que las sombras de la tarde -noche avanzan, el rostro del barrio empieza a sufrir cambios.
El sector carece de la iluminación pública adecuada y eso, más tarde, lo hace riesgoso para los peatones.
Afortunadamente para los residentes del sector, a escasa distancia, “en la otra esquina, la con Pérez de Arce”, funcionan dependencias de Carabineros y el edificio se aprecia desde lejos porque, por las noches, está bien iluminado ya que la labor policial no se detiene durante las 24 horas del día.
Ello impide que algunos antisociales, en estado de ebriedad, puedan hacer de las suyas, aunque se ubican, de pie o sentados, con la espalda apoyada en la muralla de un local comercial, el cual permanece desocupado desde hace largo tiempo, a la espera de peatones solitarios; mujeres solas o acompañadas de niños pequeños; adultos mayores y personas de físico liviano para solicitarles dinero para comprar bebidas alcohólicas o cigarrillos.
C.B I., de 47 años, dio detalles de lo que él debió sufrir hace cinco días, cuando, al filo de las 22 horas, pasó solo por el sector y fue interceptado por tres sujetos menores de 20 años.
“No me agredieron, pero tuve que pasarles tres 'lucas' y una cajetilla de cigarrillos que están con dos 'puchos' menos y morderme los garabatos que me lanzaron, casi sin levantar la voz. Pude haber reaccionado violentamente; les ganaba a manos limpias, pero el tercero, que se quedó un poco más lejos, se limpiaba las uñas con lo que me pareció un cuchillo, así que me quedé tranquilo”.
C.B.I. desechó la posibilidad de caminar una cuadra y formular la denuncia ante Carabineros y añadió que no lo hizo por “es ir a perder el tiempo y no se saca nada en limpio. Peor, los fulanos lo llegan a saber, los detienen, quedan libres, me ubican y “vamos cobrando y pagando”, esta vez sin buenos modales”.
Y situaciones como éstas, dijo el afectado, son frecuentes, porque pese a la presencia policial cercana, el hecho de que haya una sola luminaria pública en el costado sur de Toro y Zambrano, “pero la gente no denuncia, porque las pérdidas son bajas y no confía en lo que haga la Fiscalía”.