“Actualmente vivo con mis abuelos y mi mamá, esto desde hace poco, porque antes vivía con mi mamá y mi papá. Después de salir del colegio me iba a la casa de mi abuela, siempre hasta las 7 y ahí me iba a buscar mi papá. Mi mamá llegaba como a las 10 de la noche. Un día en la noche no sabía si contarle a mi mamá y tenía miedo, pensaba que mi papá podía pegarme, fue ahí que mi mamá se dio cuenta de que yo estaba llorando. Le dije que mi papá me tocaba. Mi papá estaba abajo jugando y mi mamá bajó a hablar con él. Luego subió a preguntarme por qué había hablado y me hacía señas para que me calle, pero después dijo que era verdad. Esto comenzó cuando tenía siete años, me empezó a tocar mis partes íntimas cuando mi mamá se iba al trabajo. Esto se repitió varias veces. Me pedía que le hiciera masajes con crema. Dijo que no lo volvería a hacer, pero siempre lo hacía de nuevo”, declaró ayer la menor en el primer día de jucio en el Tribunal Oral en lo Penal.
De acuerdo con los antecedentes investigados por la Fiscalía, los hechos se registraron desde el año 2013 a junio de este año, en circunstancias que la menor se encontraba en compañía de su padre en el domicilio que compartían en el sector sur poniente de Punta Arenas. El imputado abusó de la niña a pesar de la oposición de la menor.
Se indicó, además, que el sujeto la presionaba con su teléfono celular, señalándole que no se lo pasaría si ella no realizaba actos de connotación sexual. El último lo realizó el imputado en horas de la mañana del 12 de junio pasado, cuando ingresó a la habitación de su hija para efectuarle tocaciones, obligándola a guardar silencio de lo sucedido.
Con estos antecedentes se le acusó por el delito de abuso sexual reiterado.
Se entregó obligado
Cabe recordar que el propio imputado, M.A.L., de 31 años, llegó hasta la Primera Comisaría de Carabineros de Punta Arenas, donde declaró que venía abusando de su hija desde el año 2013. Manifestó que le solicitaba a su hija que le realizara masajes, situación que aprovechaba cuando su mujer salía a trabajar.
El último acto ocurrió cuando la menor no asistió a clases por no sentirse bien de salud, lo que aprovechó para realizarle nuevas tocaciones, situación a la que -según el imputado- su hija no se oponía por estar acostumbrada.
La menor le relató los hechos a su madre, quien le exigió al hombre que se entregara a Carabineros.
“Todo comenzó como un juego y fue subiendo de tono, habían oportunidades que le pedí a mi hija que me tocara. Todo esto me excitaba, no entiendo por qué, ni qué pasaba por mi cabeza, ya que es mi hija biológica’’, fueron algunas de las declaraciones del imputado ante los jueces.
El juicio continúa hoy y la Fiscalía está pidiendo una pena de ocho años de cárcel.