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Campo santo cumple 123 años

Cementerio Municipal cobija restos mortales de 66.700 magallánicos

policial
17/04/2017 a las 18:00
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Primeras inhumaciones se registraron el 16 de abril de 1894. Es el cuarto camposanto de la ciudad.

Los féretros que contenían los restos mortales del matrimonio formado por Pablo Fiol y Margarita Vives fueron los primeros en ingresar al Cementerio Municipal de Punta Arenas, en horas del 16 de abril del año 1894.
Él había fallecido hacía diez años, el 10 de septiembre de 1880, y ella, el 28 de enero de 1893, víctimas de las lesiones sufridas en un asalto y robo en su domicilio, situado en la entonces calle Concepción, hoy Presidente Roca.
El matrimonio, al parecer descendiente de españoles, fue sepultado, primero, en lo que hoy es la Plaza Lautaro, el tercero de los cementerios que se registran en la historia de los camposantos de Punta Arenas, de acuerdo a los datos que obran en manos de su actual administrador, Claudio Carrera.
Hoy día, comparten espacio, avenidas interiores, cipreses, con los restos mortales de otras sesenta y seis mil setecientas personas que, a lo largo de los ciento veintitrés años de funcionamiento del Cementerio Municipal han encontrado allí un lugar para el eterno  descanso de sus restos mortales.
Los otros cementerios.
Los cementerios que la historia de la ciudad registra estuvieron ubicados, el primero, en los faldeos cercanos a Fuerte Bulnes, fuera de las empalizadas del primer asentamiento chileno en estas tierras australes.
¿Y por qué en los alrededores o no dentro de Fuerte Bulnes?
Por una medida preventiva que buscaba proteger la salud de los soldados y colonos de eventuales contagios de dolencias y enfermedades mortales, provenientes de los cuerpos enterrados en las inmediaciones.
Posteriormente, ya fundada Punta Arenas, se tiene antecedentes de otro camposanto que se ubicó en lo que hoy es la calle Pérez de Arce, en la ribera norte del Río de La Mano, pero no hay más datos acerca de él que no sea que se inundaba “con la subida de las aguas del mar” porque el terreno era una hondonada que ya tampoco existe, recordó Claudio Carrera.
El tercer cementerio local corresponde a lo que hoy es la Plaza Lautaro o Santos Mardones, que funcionó entre los años 1855 y 1894, con las tumbas de los católicos al sur y los disidentes en el sector norte, en lo que parece ser el primer camposanto que los acogió ya en esos años, ya que el Cementerio General de Santiago lo hizo sólo a partir del año 1874.
Carrera indicó que en esos terrenos permanece un importante número de cuerpos que, en razón de su estado, no pudieron ser trasladados al Cementerio Municipal actual cuándo éste comenzó a funcionar como tal, siendo, como se indicó, Pablo  Fiol y Margarita Vives, los primeros en llegar a él, en la Avenida Bulnes.
Dato curioso, el cementerio de la plaza ubicada en Nogueira con Paraguaya, es una contracción del nombre original ya que ese camposanto fue denominado, originalmente, como Lautaro Navarro Avaria, destacada figura de la década dorada de la capital de la Patagonia, a quien se le quiso rendir homenaje, por su condición de médico y valiosos aportes a Magallanes, dándole su nombre al lugar.
Finalmente, el actual administrador del Cementerio Municipal indicó que éste guarda historias muy importantes para la memoria colectiva, como el traslado de restos de los tripulantes de la cañonera “Doterel”, muertas en la explosión de su nave, fondeada a la gira, frente a Punta Arenas; los restos de otros marinos extranjeros; de los fundadores de la masonería; de las familias que dieron vida a la ciudad y las de sus descendientes, al
“Indio Desconocido” e, incluso, los de las víctimas del horroroso crimen que segó la vida de una familia en el Cerro de La Cruz, a comienzos de la década del año 1920.
Además, se ha incorporado al trabajo habitual del equipo de funcionarios del camposanto a la futura sicóloga Claudia Muñoz, quien cumpliendo su práctica profesional busca la manera de ayudar a los deudos de quienes fallecieron y han sido sepultados en el Cementerio Municipal, ayudarles a sobrellevar lo que significa la pérdida de un ser querido y la mejor forma de asumir el camino de esos duelos.

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