A
falta de menos de seis meses para que Reino Unido salga de la Unión
Europea (UE), la Primera Ministra Theresa May está tratando de reunir
apoyos en su país sobre los detalles de un acuerdo de separación, sin
que aún haya certeza sobre si podrá obtener la aprobación del
Parlamento.
Pese a que los negociadores británicos y de la UE han
avanzado durante los últimos días de cara a la próxima cumbre
comunitaria considerada la “hora de la verdad” para el Brexit, la
sensación general de que el Gobierno conservador ha sido incapaz de
lograr un buen acuerdo con Bruselas, ha provocado que se instale en la
mente de muchos británicos la idea de que solamente una nueva votación
podrá solucionar sus problemas.
El Centro Nacional de Investigación Social (NatCen) de Reino Unido publicó el 27 de septiembre pasado una encuesta en la que muestra que un 52% de los británicos rechazaría el Brexit si se repitiera el referéndum, lo que supone un cambio en la opinión pública desde la votación de 2016.
Las cifras se calcularon mediante el promedio de seis encuestas recientes realizadas entre el 21 de agosto y el 10 de septiembre. Sin embargo, entre las posibilidades de realizar una elección no solo está incluida una consulta popular por la salida del bloque europeo, sino que también resurge el fantasma de una eventual convocatoria a comicios generales anticipados para sacar del poder al Gobierno de May y llevar a cabo un nuevo plan de divorcio con la UE.
Elecciones anticipadas El próximo 29 de marzo de 2019 es la fecha exacta en que el Reino Unido dejará de pertenecer a la Unión. Sin embargo, este miércoles 17 de octubre se celebrará la denominada “cena del Brexit”, la cumbre de los jefes de Estado y Gobierno del bloque que es considerada el límite para sentar las bases y el diseño de la salida británica. En medio de la maratón por cumplir con los plazos, Bruselas y Londres han dado señales de acercamientos y de haber comenzado a superar los quiebres que hace algunos meses los tuvieron al borde de no alcanzar una salida pactada. Pero lo cierto es que pese a estos vientos favorables, cualquier acuerdo que logre concretar el gobierno de May con la UE deberá ser sometido a la votación de un Parlamento profundamente dividido sobre el tema.
Algunos
miembros del gobernante Partido Conservador están descontentos con las
propuestas que ha hecho May y estarían dispuestos a votar en contra, y
el Partido Laborista, principal formación de la oposición, ha indicado
que es probable que rechace cualquier acuerdo que traiga la Primera
Ministra, en busca de la realización de nuevas elecciones y la formación
de un nuevo gobierno. Y no estaría tan lejos de ello. El problema del
comercio en la frontera irlandesa, el mayor obstáculo para un acuerdo
global, podría ser el gatillante.
El partido ultraconservador
norirlandés, Partido Unionista Democrático (DUP), aliado clave de la
Premier, amenazó el jueves con retirarle su apoyo si acepta las
condiciones que propone la UE, lo que podría provocar una moción de
confianza y comicios anticipados. Londres y Bruselas están de acuerdo en
no reinstaurar una frontera dura entre esa provincia británica y la
República de Irlanda - país miembro de la UE - para no amenazar el
frágil acuerdo de paz que puso fin a
tres décadas de guerra.
Pero divergen sobre cómo hacerlo. El negociador jefe del bloque comunitario, Michel Barnier, afirmó ayer que la salida británica implicará el establecimiento de controles administrativos entre la isla de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Ello mantendría a Irlanda del Norte en la unión aduanera y la obligaría a regirse por las normas del mercado único europeo.
Pero esta perspectiva es totalmente inaceptable para el DUP, contraria a que los norirlandeses tengan un trato distinto al resto del Reino Unido. Si May acepta las “exigencias draconianas de la UE” se expondrá a una “derrota parlamentaria”, aseguró el responsable del DUP para el Brexit, Sammy Wilson, a The Telegraph. Desde las desastrosas legislativas anticipadas de 2017, en las que el Partido Conservador perdió su mayoría absoluta en el Parlamento, la estabilidad del Gobierno depende de un acuerdo alcanzado con esta pequeña formación.
La otra opción que resuena es la de volver a realizar un referéndum como aquel en el que los británicos decidieron que la mejor opción para ellos era dejar el grupo comunitario. Aunque May ha descartado esta opción, las voces que la proponen suenan cada vez más fuerte.