El rito del Hain, los rostros de los hombres y mujeres que formaron el pueblo selknam en sus tierras ancestrales y un poema de Lola Kiepja, protagonizan esta obra que fue autogestionada.

“Hacemos esto por el amor al arte”, explica una de las artistas. Sus palabras cargan un poco de frustración porque ven cómo los espacios públicos son desaprovechados y las entidades culturales no hacen nada al respecto, a pesar de que han intentado llevar a cabo proyectos en conjunto.

“Este espacio como varios otros está tirado y necesitan ser rescatados. Nosotros lo hacemos a través del arte y la cultura. No nos dan recursos, todos los gastos van de nuestra parte, pero realmente lo vale porque esto nos apasiona. Tenemos la oportunidad de hermosear el sector y transformarlo en algo que incluso es atractivo para los turistas. Este es nuestro arte urbano, es un poco más evolucionado que las firmas que se ven en la calle. Lamentablemente a pesar de ser algo positivo, el Municipio y la seremi de las Culturas, no financian. Llamo a los entes culturales para que den los espacios. Mucha gente joven que hace arte y están ocultos en las poblaciones. Uno se ve en la obligación de ‘tomarse’ estos lugares”, comentó la artista, quien permaneció en al anonimato.

Las tres mujeres trabajaron con Jorge Canicura, mejor conocido como “Cejec”. Este artista urbano es responsable de varios murales en la ciudad. Como en oportunidades anteriores, contaron con los permisos de los dueños de las paredes que pintaron y recibieron el agradecimiento de los vecinos, quienes se muestran de acuerdo con llevar a cabo iniciativas de esta índole.

David Fernández