En estos días, a lo largo y
ancho de nuestra Patria, chilenos de todas las edades, condiciones sociales y
ocupaciones nos reunimos con emoción para recordar los Combates Navales de
Iquique y Punta Gruesa, en los que Prat y Condell, junto a sus leales
dotaciones, abrieron el camino decisivo
en el triunfo en la Guerra del Pacífico, hace ya 141 años.
En esta ocasión, quiero
centrar mis palabras en la figura mítica de aquella gesta, el Comandante Arturo
Prat Chacón.
Como muchas veces, nos
volvemos a preguntar: ¿cuál es la fuerza que nos convoca a más de un siglo de
su muerte? Creemos que la respuesta está, en que más allá de su heroísmo,
percibimos en el Comandante Prat una vida ejemplar, en el más amplio sentido de
la palabra. Un modelo que sigue vigente
y que todo chileno desearía poder imitar.
En efecto, la muerte del
Comandante Prat en Iquique, no fue un relámpago en la oscuridad. No fue un
destello de valor puntual y aislado, sino que fue el epílogo de una forma de
vida.
Una vida intensamente activa
y comprometida con el Chile de su época. Una vida íntegra, basada en sólidos
principios morales, con los que siempre fue consecuente.
Para aquilatar en mejor
forma las inquietudes intelectuales, sociales y militares de Prat, es bueno
recordar el entorno del Chile en el cual le tocó vivir como Marino.
A contar de 1861 y hasta antes del 21 de mayo de
1879, Chile vivió un período de graves problemas que afectaron a casi todos los
ámbitos de la vida nacional. La economía se vio fuertemente afectada por una recesión
mundial, desatando una crisis socio-política y una cesantía de tal magnitud,
que se temió un estallido social. Todo esto, ocurría en medio de la ruptura de
la sociedad chilena, en que se cuestionaba la autoridad presidencial; la
relación entre la Iglesia y el Estado, y la estructura y valores sociales
tradicionales.
El panorama internacional de
Chile tampoco fue muy halagador durante la vida de Prat. Recién egresado como
Oficial de Marina, debió participar junto a toda su promoción en la Guerra
contra España en 1865 y poco después, las relaciones con Bolivia, que se creían
resueltas con el tratado de 1874, se fueron complicando hasta desembocar en la
Guerra del Pacífico.
Este complejo entorno
constituyó un incentivo para que Arturo Prat no fuera un espectador neutral y
desinteresado respecto de lo que acontecía a su alrededor. De hecho, justo previo al inicio de la Guerra,
visitó Punta Arenas como agente especial en misión diplomática hacia Uruguay.
Esta visita fue la cuarta a la región en su vida profesional.
En julio de 1876, a los 28
años de edad y siendo Capitán de Corbeta, Prat obtiene el grado de licenciado
en Ciencias Jurídicas, siendo el primer Oficial de Marina en la historia de
Chile en obtener un título universitario de abogado. El tema de su memoria de
título fue “Observaciones a la Ley Electoral Vigente”, lo que da cuenta de la
actualidad de sus inquietudes.
Como abogado, ejerció una
práctica libre más bien reducida, ya privilegió su vocación como Oficial de Marina.
Sin embargo, orientó sus esfuerzos a ayudar a muchos de sus compañeros a
resolver problemas disciplinarios, derivados de la interpretación de la
reglamentación de la Armada.
Asimismo, una de sus
preocupaciones fue el derecho marítimo, desarrollando los reglamentos de la
recientemente promulgada Ley de Navegación.
En lo social, convencido de
la importancia de la educación para salir de los problemas de pobreza y
cesantía que azotaban a la sociedad, Prat durante sus horas libres trabajó sin
remuneración alguna, como profesor en la escuela nocturna Benjamín Franklin de
Valparaíso. En este aspecto y en todos
sus roles y actividades, se empleó a fondo, con el total de sus recursos
intelectuales y morales. Nunca dejó nada en reserva; asumió posiciones y se
jugó abiertamente por ellas.
Así por ejemplo, el 24 de
mayo de 1875 en circunstancias que la Esmeralda estaba al garete en medio de un
fuerte temporal y en grave peligro de hundirse, Prat, en ausencia de su
Comandante, tomó el mando de la escasa tripulación que se encontraba a bordo y
dirigió su salvataje; tarea que muy pocos asumirían voluntariamente.
Los atributos mencionados y
su compromiso, nos muestran los rasgos de un hombre excepcionalmente íntegro.
La integridad es la cualidad
que significa ser consecuente en todos los aspectos de la vida: creencias y
comportamientos; dichos y hechos.
Arturo Prat fue un cristiano
íntegro, con convicciones profundas y firmes. Las virtudes que ejercitaba como
esposo y padre de familia, también las reflejaba en su conducta como educador,
marino y ciudadano.
La muerte gloriosa de Prat
es pues, el resultado de una forma de vida. Esto es, lo que hace que su ejemplo
sea inmortal y siempre válido.
En efecto, la Armada de
Chile que hoy homenajeamos, es una a imagen y semejanza de Prat: participativa,
comprometida e íntegra.
La pregunta que hoy debemos
hacernos como marinos o ciudadanos y como testigos de este ejemplo, es cómo
podemos aportar desde nuestra posición a esta Región de Magallanes, para
continuar siendo dignos continuadores de esta herencia de compromiso.
A veces la rutina de la vida
diaria, el stress de la actividad permanente y el conformismo no nos permite
mantener el faro de lo importante encendido y nos dejamos llevar por lo
superfluo y sin sentido profundo.
Sin embargo, la realidad de
la pandemia que hoy vivimos nos ha golpeado la puerta y ha hecho que las
voluntades de muchos se transformen en las manos de todos.
La Instituciones de la
Defensa somos y debemos continuar siendo Instituciones valóricas, donde lo más
sublime del servir a los demás debe primar por sobre todo.
Es nuestro deber como
tripulantes de este navío que se llama Chile, ser el reflejo de los bravos,
valientes y honrados marinos que nos precedieron con su ejemplo de aquel 21 de mayo y continuar siendo la Marina de
todos los chilenos.
No existe cabida para la
mediocridad, ni menos para quienes no respetan ni protegen la vida. No existe
cabida a quienes solo critican, ofenden y dan una pelea chica y oportunista, en
vez de transformarse en cajas de resonancia de un Chile unido y lleno de
energía para sobreponerse a la adversidad.
Dotaciones de la Tercera
Zona Naval, magallánicos y ciudadanos todos, Chile entero encuentra en el
Comandante Arturo Prat Chacón el ejemplo inspirador a quien emular en sus ideales
de vida: participación, compromiso e integridad.
En este día de Gloria para
la Patria y nuestra Armada, los invito a unirse en torno al ejemplo de Prat y
sus valientes, comprometiéndonos con el presente y el futuro de nuestro país y
con el convencimiento de que Dios le da las batallas más duras a sus mejores
soldados.