En la actualidad podemos ver grandes filas para ingresar a los supermercados, bancos, notarías, farmacias, etc. Pero el cambio más drástico ha sido el mantener una distancia de por lo menos un metro entre las personas.
Para los habitantes de Punta Arenas todavía existe un debate sobre si hemos sido capaces o no de cumplir con esta tarea en los distintos lugares donde hay una alta concentración de gente. En una fila para ingresar a una notaría encontramos a Sebastián Moya, quien cree que en algunos lugares no se ha respetado esta normal. “Me la he pasado en varias notarías en el último tiempo y me he dado cuenta que aquí sí se logra que la gente respete la distancia. Pero en los negocios más chicos resulta muy difícil que se logre porque no hay mucho espacio. Y a los que he ido no se respeta”, explica él. Miguel Loncón, que se encuentra a unos metros de él, es más crítico del actuar de las personas. “Esta situación ha sido un giro en 180 grados para todos y hemos sido obligados a cambiar nuestras conductas. Pero he tenido que hacer filas en muchos lugares y la verdad es que no se respeta el espacio. La gente no sabe dimensionar el metro y medio que hay que tener entre uno y otro. Está difícil así”, argumenta Loncón.
A unas cuadras de distancia, Yasma Santana se encuentra haciendo una fila para entrar a ChileAtiende y tiene una visión completamente distinta. Según ella, “acá uno ve que la gente sí tiene claro el tema del distanciamiento. Es algo que va a ser complicado acostumbrarse, porque a veces uno piensa que es por ahora no más, pero hay que tener claro que esto va a durar mucho tiempo”.
Para el sicólogo Enzo Arias, esta situación puede afectar en la parte emocional de las personas y es algo que va a tardar un tiempo para que la gente lo entienda. “Ésta no es una situación normal, es algo a lo que no estamos acostumbrados y esto puede afectar la contención emocional algo que es la esencia del ser humano. Pero siempre entiendo que se está privilegiando el tema de la salud, algo que es una prioridad básica. La gente todavía no está acostumbrada y va a costar que entiendan que los ritos y costumbres ya han cambiado”, explica el sicólogo.