En el contexto actual de una eventual convención constituyente, ayer venció el plazo para inscribir candidaturas. Ha sido un camino lleno de dificultades para lograrlo. Por mencionar uno: la clave única es algo nuevo, por lo que a muchas personas les resulta dificultoso realizar el trámite online y acudir presencialmente a los servicios públicos encargados, puede resultar riesgoso en medio de una pandemia. El umbral de patrocinios también era alto, debido a que el sistema está pensado y diseñado para aquellos partidos consolidados que cuentan con equipos dedicados al tema.
Pero hay otros problemas, como la falta de consciencia de muchas personas que no se comprometen con nada ni con nadie, aunque reclaman por las falencias de las políticas públicas de nuestro país. Les falta tomar conciencia que este proceso escribirá la historia y marcará el destino de Chile.
Entre los futuros candidatos, hay de todo y para todos los gustos. Primero, se observan las “visitas”: personas que nunca han vivido en la región, pero desean representar los intereses de la ciudadanía magallánica. Quizás la única cercanía con la región ha sido recorrerla con sus amigos haciendo “turismo-aventura”. Muchas veces, están movidos más bien por ambiciones personales que por el bien común.
En segundo lugar, están los “cometa”: aquellos que aparecen cuando se acerca el período electoral, pero después ni aparecen, pues su pensamiento y corazón están siempre en otra parte. Estos, difícilmente podrían representar y sentir una realidad que no conocen en terreno.
En tercer lugar, encontramos los “ilusionistas”, que intentan representar los genuinos intereses de los habitantes, con un discurso fácil, con frases hechas y respuestas simples ante problemas difíciles. Así, mantienen a sus adeptos con promesas e ilusiones, para ocupar el mayor tiempo posible los cargos de representación popular.
Por otra parte, los nombres, que se le han dado a movimientos instrumentales en perspectiva de alcanzar un escaño en la Convención Constitucional, también han sido interesantes para observar. El más usado, es “independiente”: por tal o cual idea, comprometidos con la gente más que con los partidos políticos y que representarán a la gran clase media. Sin embargo, nadie es tan independiente, debido a que las decisiones son también políticas.
Pero lo más importante es que los posibles redactores de la Constitución piensen y pongan los frenos necesarios para que en nuestro país, no llegue a ser presidente de Chile una persona, hombre o mujer, que no tenga las competencias que el alto cargo requiere. Como sabemos, a veces la realidad supera la ficción, por esto se hace necesario elegir personas con idoneidad y convicción democrática, que se auto impongan un alto estándar ético sobre los límites de los poderes del Estado y busquen además un perfeccionamiento constante de los sistemas de control y equilibrio de la vida democrática, para que Chile en lo medular siga siendo un país serio y formal, pero al mismo tiempo con autoridades conectadas con la realidad y en sintonía con el bien común.