Llevamos diez meses con mascarillas y es muy probable que superemos por lejos el año usándola. Pese a la llegada de la vacuna, serán muchos los meses que deberemos esperar para ser inoculados y otros tantos para que la vacuna ejerza su verdadero efecto masivo en la población. Todos queremos volver a una relativa normalidad, pero hay que tener muchas consideraciones. Por ejemplo, si queremos que los niños vuelvan a clases, ¿cómo les explicamos la obligatoriedad del uso de las mascarillas? Cuando el uso de mascarillas se convirtió en una medida obligatoria en espacios públicos -como por ejemplo lo serán los establecimientos educacionales- para combatir la propagación del Coronavirus, uno de los dilemas que entraron en discusión fue el peligro de sofocación en menores, ya que por la conformación de su estructura facial y la posición en la que se encuentren, podrían ahogarse o reinhalar aire poco oxigenado. Para evitar su contagio –o que ellos mismos propaguen el virus– su recomendación es obligatoria, pero se deben tomar las medidas considerando siempre la ventilación. Para aquellos papás que están lidiando con el hecho de tener que convencer a sus hijos para que las usen, se recomienda, antes que todo, que los adultos partan con el ejemplo. Los sicólogos infantiles recomiendan que es importante que nos vean usándola y que les demos una impresión positiva de esto. Hay que evitar alegar al frente de ellos sobre su incomodidad, olor y cualquier comentario que sea despectivo. Si se retorna a las clases presenciales se debe tomar en consideración que los menores se sientan cómodos con la mascarilla e intentar elegirles una mascarilla con la que el niño se pueda sentir identificado. Si es de género, armarlas juntos y hacerlo parte del proceso. Los especialistas señalan además que el hecho de hacer que les pertenezca la mascarilla, sirve porque ellos se pueden reconocer en el objeto y, por ende, verán la mascarilla como un aliado y no desde el deber.