Con el avance de las vacunaciones masivas tanto en Chile como en el mundo, se avizora el comienzo del fin de la pandemia que ha tenido al mundo paralizado por más de un año. Son noticias esperanzadoras luego de tanto sufrimiento, incertidumbre y pérdidas económicas que han afectado sobre todo a los sectores más vulnerables de la población. Sin embargo, debemos recordar que esta no es la primera pandemia mundial y tampoco será la última, por lo que además de una respuesta desde el mundo científico, la respuesta a largo plazo debe incluir un cambio radical en nuestra relación con la tierra.
A lo largo de la historia humana hemos tenido una zona de amortiguación de enfermedades zoonóticas (que se transmiten de animales a humanos): grandes extensiones de naturaleza intacta. Al arrasar los bosques, destruir otros hábitats naturales y al reemplazar las especies nativas con especies domésticas e invasoras, hemos desplazado estos patógenos de sus huéspedes naturales y hemos facilitado su transmisión a las poblaciones humanas. Según cifras de las Naciones Unidas, alrededor del 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos provienen de animales.
Para enfrentar esta realidad hay que buscar soluciones de fondo. La conservación y el rewilding (o restauración ecológica) forman parte de esas soluciones, al igual que el desarrollo a mayor escala de economías regenerativas locales, un mayor empuje al uso de energía renovables y a la agroecología. Este no solo es el camino más efectivo, sino también menos costoso: según datos de un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) prevenir las pandemias a través de la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad es cien veces más barato que enfrentar brotes como el de COVID-19.
La recuperación post COVID-19 ofrece una oportunidad única para definir un nuevo camino de desarrollo y la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) que se llevará a cabo esta semana es una instancia importante para tomar medidas que contribuyan a construir un mundo pospandemia más sostenible. Es de esperar que este encuentro traiga acuerdos que nos permitan avanzar para encontrar soluciones de largo plazo.
La pandemia mundial generada por el Covid-19 es una evidencia clara de que todos somos parte de la comunidad de vida y que los desequilibrios nos afectan a todos. Aún estamos a tiempo para cambiar la forma en cómo entendemos el desarrollo, ya que el planeta, y la humanidad inmersa en la naturaleza, no pueden sostenerse en este modelo de crecimiento infinito, sin límites.